Carmen Cervera se ha convertido en protagonista de lujo de la crónica social. Con motivo de su 81 cumpleaños, cumplidos el 23 de abril, ha recibido un doble homenaje por parte de la revista «Harper’s Bazaar», que celebra su primera edición «Women in Art» con doble homenaje: una fiesta que se celebrará en el Museo Thyssen de Madrid el lunes, 20 de mayo, y tres portadas de la baronesa, «la mujer que cambió para siempre el juego del arte en España». En una de ellas, cuya imagen reproducimos en esta página, posa con abrigo de seda y guantes, de Maison Margiela, sandalias de ante de Emporio Armani, y brazalete Serpenti de oro amarillo con rubíes y diamantes de alta joyería de Bvlgari.
Su edad no es un número redondo, de esos que marcan década, pero la baronesa llega a ella poderosa y con la paz firmada con la vida. De la intensidad de sus 81 años dan cuenta todos los pulsos que le ha ido echando, casi todos ganados. A su preciado «Mata Mua», de Gauguin, lo trajo de vuelta a España hace dos años, después de dos décadas de cautelosas negociaciones. Su adquisición fue una de las últimas de su esposo, el barón Thyssen y, por tanto, la joya de la colección privada de la baronesa. Tenerlo en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza le hace inmensamente feliz, según explicó en una entrevista que concedió a LA RAZÓN a punto de cumplir 80 años. «A pesar de muchos traqueteos, no ha querido que nos separemos», señaló.
Nuestra gran dama del arte confesó que tiene atado su legado, tanto en lo emocional como en su dimensión artística. Como ya explicó desde Andorra al periodista Miquel Valls, de «Espejo Público», será una de sus hijas, seguramente Carmen, apasionada del arte y formada para ello, la que dará continuidad a su obra en la fundación, el museo y las negociaciones que, inevitablemente, exigirá en un futuro la gestión de la colección. Pero ahí está Borja. Qué será, será.
Las mellizas cumplirán en verano la mayoría de edad y Tita se deshace en elogios cada vez que tiene ocasión. De Sabina destaca su alma creativa y artística. De Carmen, su cerebro brillante. Y de sí misma asegura que apenas ha cambiado, al menos en esencia, desde el día en que conoció al barón y le transmitió su «pasión por la vida, el arte y la belleza», como contó a este periódico en la entrevista mencionada. En sus reflexiones se confesó una devota de la cultura «en cualquiera de sus manifestaciones. La pintura en particular, el arte en general y, por supuesto, la gran obra maestra que es la naturaleza».
La fiesta en el Museo Thyssen reunirá amigos, empresarios, aristócratas y gente influyente del mundo de la cultura nacional e internacional. La baronesa ha pedido un «dress code» de gala a la altura de su temperamento: esmoquin para el hombre y vestido largo para la mujer. Será uno de los grandes eventos de la primavera madrileña. Hay quien llama para que se incluya su nombre en la lista.
