Desde las primeras semanas de vida, algunos bebés muestran una gran curiosidad, una mirada atenta e incluso intentos por comunicarse. Estos son rasgos que pueden indicar altas capacidades intelectuales. Pero, ¿es posible identificar a los bebés más inteligentes? Existen ciertas señales que pueden revelar un potencial extraordinario.
El caso de Heidi Hankins: una niña con altas capacidades
Uno de los ejemplos más destacados en los últimos años es el de Heidi Hankins, una niña de Wisconsin cuyo cociente intelectual fue evaluado en 159 a los 4 años, apenas un punto menos que el de Albert Einstein. Desde sus primeros meses, Heidi mostró signos sorprendentes de desarrollo intelectual. Su padre, Matthew Hankins, relató cómo Heidi intentaba comunicarse apenas unas semanas después de nacer. Antes de cumplir un año, ya formaba frases completas y articuladas, y a los dos años leía libros infantiles con fluidez.
Este caso ilustra cómo las altas capacidades intelectuales pueden manifestarse desde una edad temprana. Sin embargo, en muchos casos, los niños con talentos excepcionales no son identificados hasta años después, lo que puede afectar su desarrollo académico y emocional.
¿Cómo identificar a los bebés más inteligentes?
Durante años, el enfoque principal ha sido criar a niños prodigio, en lugar de identificar a aquellos con altas capacidades desde el principio. Un estudio del psicólogo John Protzko de la Universidad de California, demostró que ciertos factores en la crianza, como la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga y la participación en intervenciones educativas tempranas, pueden potenciar el desarrollo intelectual. Sin embargo, cada niño sigue su propio ritmo de desarrollo, lo que hace crucial identificar de manera temprana a los bebés con altas capacidades.
Aunque no es posible realizar pruebas de inteligencia a un lactante, existen métodos efectivos para identificar a los bebés más inteligentes. Uno de los métodos más utilizados es la técnica visual de habituación y deshabituación, que mide la curiosidad y la capacidad de diferenciar estímulos. Se presenta al bebé una fotografía de un rostro repetidamente hasta que pierda interés (habituación). Luego, se le muestra nuevamente ese rostro junto a uno diferente. Si el bebé muestra mayor interés en el rostro nuevo, demuestra una capacidad temprana para diferenciar y recordar estímulos, así como una curiosidad natural por lo nuevo.
Otra señal de altas capacidades es alcanzar hitos de desarrollo antes de lo habitual. Por ejemplo, pronunciar frases completas antes del primer año o lograr una motricidad fina avanzada antes de los 12 meses son indicadores a tener en cuenta. Los bebés con altas capacidades suelen mostrar una atención sostenida inusualmente prolongada desde los 5 o 6 meses de edad. Estos niños pueden concentrarse en una tarea durante largos períodos, especialmente en juegos de montaje. Por último, algunos bebés con altas capacidades disfrutan jugando solos desde temprana edad, mostrando una independencia notable. Sin embargo, es importante no reforzar en exceso esta preferencia por la soledad, ya que el desarrollo de habilidades sociales y la gestión emocional son fundamentales.
Cada niño es único y excepcional, con sus propios talentos y temperamento, que se manifiestan desde las primeras semanas de vida. Identificar y responder adecuadamente a las necesidades de los niños con altas capacidades es esencial para su desarrollo integral.
