¿Tú también vas a terapia?

¿Tú también vas a terapia?

La periodista pregunta, “¿Cuál es tu persona favorita?”; la actriz responde, “hace un año te hubiera dicho dos o tres, pero ahora que voy a terapia te diré que mi persona favorita soy yo”. No digo el nombre de la artista porque en esta alarmante moda de presentar el egoísmo como el máximo logro de una terapia no hay día en que no nos topemos con un nuevo ejemplo. La duda es si es que todos van al mismo terapeuta o si se trata de una nueva corriente psicológica consistente en exacerbar el ego de quien, a buen seguro, ya lo tiene en cantidades ingentes. Da la impresión de que en esas misteriosas sesiones jamás se plantea esa disciplina saludable de mirar hacia fuera para descansar de nosotros mismos; lo que se impone es el ejercicio de doblar el tronco hacia delante hasta alcanzar con la vista ese asombroso catalejo que es el ombligo para bucear entonces por el profundo mar de nuestro propio yo, donde podemos encontrar traumas que hasta el momento no nos habían atormentado y un catálogo de reproches hacia quienes nos criaron o hacia los que no nos trataron con la consideración que nosotros, proyectos de genio, merecíamos.

Seguir leyendo