Una villa con historia: de un festival celta a la ría más amplia del norte de Galicia

Una villa con historia: de un festival celta a la ría más amplia del norte de Galicia

Entre Cabo Ortegal y Estaca de Bares se abre la sinuosa Ría de Ortigueira. Salpicada de playas y calas, ofrece unos agrestes paisajes, coronados por la sierra de A Capelada, al oeste, donde abundan los caballos salvajes y la llamada “herba de namorar” (hierba de enamorar), y por la Serra de Coriscada, al este.

Ambas discurren casi paralelas y culminan en el cantábrico, dando forma a una ría, la de Ortigueira y Ladrido, que se presenta como un gran estuario de cerca de 3.000 hectáreas de extensión siendo, por derecho propio, la ría más amplia del norte de Galicia.

Allí, frente a la isla de San Vicente, a la que se puede llegar a pie con la marea baja, se extiende la espectacular playa de Morouzos, de más de 2 kilómetros y rodeada de pinares.

Un arenal en el que el segundo fin de semana de julio acampan más de 20.000 personas para asistir al Festival del Mundo Celta de Ortigueira, que se celebra desde 1978, y que se ha convertido en una cita de relevancia internacional para los amantes de la música folk.

Festival Celta

Este Festival, cita ineludible del verano vigués, es hoy uno de los eventos musicales más multitudinarios de toda España. Su magnitud excede lo puramente musical, consolidándose como un espacio libre al que llegan gentes de los más diversos puntos de la geografía.

Poco más que ese espíritu de libertad y el carácter folclórico del evento quedan de aquel festival artesanal que nacía en el año 1978, gracias al esfuerzo de la Escola de Gaitas de Ortigueira.

En el año 2000 se sentaron las bases de lo que es hoy una auténtica industria cultural, al tiempo que el Festival abría su horizonte musical hacia otros tipos de música que no tienen por qué ser estrictamente celtas.

Su crecimiento ha hecho que durante las últimas se refuercen los servicios -autobuses, aparcamientos vigilados, duchas, aseos, puntos de información- para hacer más cómoda la estancia de los miles de visitantes que abarrotan la villa y la playa de Morouzos.

Hoy las estrellas del folk eligen los palcos de Ortigueira para presentar sus últimos trabajos -escenario Estrella Galicia- y el certamen se erige además como catapulta de nuevas bandas -escenario Runas-.

La villa

Pero más allá de la música y de su ría, Ortigueira es también cultura y tradición. El patrimonio histórico de la ciudad se refleja en sus calles empedradas, plazas pintorescas y monumentos históricos.

La calle Ancha o Real y los Cantones constituyen el auténtico corazón de la villa. Desde las últimas décadas del siglo XIX, estas calles crecen y se elevan exponencialmente convirtiéndose en su centro comercial por excelencia.

Los paseos que arrancan desde aquí tienen una anchura de apenas cinco metros, espacio suficiente para detener el paso y levantar la cabeza, admirando una arquitectura que apenas ha variado desde principios del siglo pasado.

Durante el trayecto, el visitante podrá encontrarse con la antigua fábrica de chocolate Casa Puetes, la casa natal de Ramón Armada Teixeiro, la imprenta Foxo que continua funcionando después de más de 100 años de historia, la Casa Barahona que acogió diversas tertulias en sus bajos, la Casa da Cordeira o el Casino Ortegano, donde se decidió toda la política local en la época de la Restauración.

Ortigueira es, en definitiva, historia y patrimonio. Un lugar en el que se contabilizan hasta 14 castros, aquellos poblados fortificados en los que en tiempo de guerra se refugiaban los antiguos habitantes de Galicia. Entre ellos, destaca el yacimiento de Punta dos Prados, un buen ejemplo de castro marítimo.