Yolanda Díaz: de ser la esperanza de la izquierda alternativa a acabar con la unidad del espacio

Yolanda Díaz: de ser la esperanza de la izquierda alternativa a acabar con la unidad del espacio

La historia de Yolanda Díaz Pérez (Fene, La Coruña, 1971) recorre la política local, autonómica en Galicia y nacional de los últimos veinte años. De concejala en el Ayuntamiento de Ferrol de la federación gallega de Izquierda Unida a la primera vicepresidenta de la historia reciente ajena al bipartidismo. La esperanza de la izquierda alternativa tras ser nombrada sucesora de un amortizado Pablo Iglesias en el espacio político por él mismo que se va tras el fracaso en las europeas, interpretado como síntoma de la inoperancia de su mandato.

Conoció al antiguo líder de los morados cuando le contrató como asesor en la campaña de las autonómicas gallegas de 2012 de de la coalición nacionalista e izquierdista Alternativa Galega de Esquerdas, que encabezó el histórico dirigente del BNG Xosé Manuel Beiras. Obtiene el escaño en el Parlamento de Galicia y ejerce de coportavoz en el grupo parlamentario. Dio el salto a Madrid en 2015 con la candidatura referente en la región gallega del primer Podemos a las generales de aquel año, de nombre En Marea. A partir de ahí deja deja su militancia en IU, pero mantiene la del PCE, al tiempo que profundiza en su cercanía con el núcleo líder Podemos en torno a Iglesias.

Llegó a criticar la ruptura de Iñigo Errejón, ahora uno de sus principales colaboradores en Sumar, que acabó con la constitución de Más Madrid asegurando que “el proyecto de Errejón sirvió para que Manuela Carmena perdiera la alcaldía” y mostraba su escepticismo con lo que entendía era una acción de dispersión del voto que no complicaba ganar.

Su gestión e imagen como ministra de Trabajo, que sobresalió en un primer momento por la defensa del diálogo social y los acuerdos entre patronal y sindicatos que supusieron la subida del SMI, o el famoso “le voy a dar un dato” con el que contestaba a la oposición, le colocaron como la digna sucesora en Podemos por el capital político que parecía aglutinar.

Nada más lejos de la realidad. Acabó por desmarcarse y utilizar la oportunidad para crear un espacio que ella misma controlaba, que vendió a priori como plataforma ajena a los partidos, que acabó siendo Sumar. Del movimiento en torno a Yolanda como frente amplio a una repetición de muchos de los errores y conflictos en Podemos. Con cuotas exigidas por formaciones regionalistas como los Comunes o Compromís, vetos a Montero y otros morados por la amenaza y rivalidad que representaban para la líder y un fracaso final en las europeas en la que se han dejado miles de votos y la mitad de los escaños.