El lujo tiene sus propios códigos a la hora de vender viviendas y cualquier parecido con la transacción de una casa normal es pura coincidencia. La salida al mercado de estas propiedades se convierte muchas veces en una auténtica puesta de largo, en ceremonias donde los invitados beben buenos champanes y vinos, degustan un catering muy cuidado, disfrutan de la música en directo, se deleitan con un icónico coche Morgan o contemplan una obra de arte o una joya. Los métodos que emplean las agencias de súper lujo buscan generar el mayor impacto en los bolsillos más adinerados.