«Dar vida es brutal, las madres tenemos que ponernos en valor»

«Dar vida es brutal, las madres tenemos que ponernos en valor»

Este fin de semana se celebra el Día de la Madre, aunque Lorena García recuerda en «Claves para una maternidad estoica» (Libros Cúpula) que cuando se es madre, se es para siempre, las 24 horas al día los siete días de la semana. Para «aprender a no sufrir, o a sufrir menos» en este proceso, en su libro ofrece unas pautas para encarar la maternidad con humor y desde una perspectiva lógica, práctica y resolutiva.

¿Cómo ve la maternidad hoy en día?¿Cuáles cree que son los mayores desafíos a los que se enfrenta en este momento?

La conciliación, o mejor dicho, la dificultad real para conciliar es un reto y una de las principales razones de tener días de no poder más. Yo me considero una privilegiada en ese sentido, pero son muchas las mujeres que conozco que tienen que hacer malabares en el día a día para organizarse con el trabajo, los niños, la casa, la pareja, la vida social… Me da pena que el ver la maternidad como una complicación nos esté dejando la tasa de natalidad por los suelos. Tenemos que hacérnoslo mirar como sociedad.

¿Qué claves considera fundamentales para «no morir en el intento» durante la crianza?

El grabarnos a fuego que todo pasa. Es una de mis máximas estoicas. Las noches sin dormir, las rabietas, la fase del «no», la adolescencia… Todo tiene un final. Y el no sufrir por adelantado y vivir con miedo. Los problemas se afrontan cuando lleguen, pero sufrir por lo que pueda pasar (o no) es perder tiempo, energía y felicidad presente.

¿La maternidad/paternidad es el trabajo más duro?

¡Sin duda! Se es madre las 24 horas del día los siete días de la semana, y es algo vitalicio. Y cambia cada día y se complica según la fase en la que estén tus hijos. Pero también es el trabajo más gratificante.

¿Qué importancia tiene asumir que no se puede tener todo bajo control?

El dejar de ser unos padres y personas frustradas. El dejar de sufrir por lo que no depende de nosotros. Se es mucho más libre y más feliz.

¿El estoicismo se puede aplicar a todo?

Es una forma de entender la vida. A partir de ahí se aplica a la maternidad, al trabajo, a las relaciones sociales…

¿También a una rabieta?

El estoicismo se entrena. Y te prepara para responder a situaciones concretas, también a una rabieta. Con ese ejemplo concreto, tenemos varias opciones. Perder los nervios, lamentarnos por haber llegado a esa situación victimizándonos, culpar a quien tenemos al lado… O respuesta estoica. Las rabietas ocurren, tenemos que asumirlas como un comportamiento concreto en determinada fase de desarrollo de nuestros hijos. No podemos maldecir las rabietas ni a nuestra pobre criatura, lo que tenemos que hacer es trabajar la respuesta. Mantener la calma, sin nervios, sin frustración y con cariño. Ser muy conscientes de que va a pasar la rabieta y la etapa de las rabietas. Hablar al niño con calma, asegurándole que estás ahí para ayudarle y en cuanto se deje, darle un abrazo. Visto así parece fácil, pero es que realmente lo es, y funciona. La dificultad está en llegar al estado mental como madre para tener esa reacción, eso es lo que tenemos que trabajar, y ahí está el estoicismo. Una vez lo has conseguido, tienes el control.

¿Ser madre es ser una sufridora vitalicia?

Mi objetivo con «Claves para una maternidad estoica» es evitarlo (risas). De hecho, a mí el estoicismo me llevó a replanteármelo todo en un momento determinado y a ser consciente de lo que no quería. Y aunque es evidente que la maternidad va unida al miedo, hay que evitar que ese miedo nos domine, relativizar y vivir el presente. Intentar hacer fácil lo difícil, muy al estilo de como viven los niños. Ver las situaciones concretas de la vida a través de sus ojos ayuda muchísimo a rebajar la carga de preocupación que solemos tener los adultos.

¿Qué importancia hay que dar al autocuidado dentro de la maternidad?

Toda. Es fundamental que nosotras estemos bien para poder cuidar, criar, educar… Y teniendo en cuenta que somos el espejo en el que se miran nuestros hijos, es muy importante lo que ven en casa. Y yo quiero que vean una madre comprometida en su papel como madre, pero también que se sienta completa como mujer, como persona, independientemente de la maternidad. Si te gusta el deporte, haz deporte. Si disfrutas leyendo un libro, no abandones la lectura. Empieza en mínimos. 30 minutos de entrenamiento o 10 de lectura son menos que nada, y te van a servir para recargar las baterías y demostrarte que eres mucho más que madre.

Como madre, ¿qué ha aprendido sobre sí misma en este tiempo que pueda ayudar a las demás mamás?

Que realmente somos capaces de hacer lo que nos propongamos. Que no hay nada más brutal que generar una vida y que tenemos que ponernos en valor. En el libro hablo en tono de humor de los superpoderes de las mamás. Dar la teta a tu bebé mientras comes con la mano izquierda (soy diestra) y sin perder la sonrisa atendiendo a las ocurrencias de tu hijo mayor, y si se cae algo al suelo tener la habilidad de cogerlo con los dedos de los pies. Son los superpoderes de la maternidad.

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