El diario de Amilibia: Que la Swift grite lo del cohete

El diario de Amilibia: Que la Swift grite lo del cohete

Si yo fuera Taylor Swift creo que estaría vomitando víctima de un empacho de elogios y récords: no sólo es la nueva reina del espectáculo, la Midas que todo lo convierte en oro, además tiene de rodillas a Biden rogándole que sea la musa de su campaña. El presi norteamericano suspira por los votos de sus jóvenes fans. Leo: «El efecto Taylor Swift en las urnas. La posibilidad de que la cantante haga campaña en favor de Biden preocupa a los seguidores de Trump». El mundo a sus pies y el planeta

sobre sus hombros. Y no para ahí la cosa: «Once profesores universitarios de todo el mundo elogian el talento de la estrella del pop para la literatura, los negocios y la musicología». Dios, la han convertido en una asignatura. Y dicen los profesores: «Si Dylan ganó el Nobel de Literatura, Swift también puede».

Esta desmesura de muslos dorados abarrotará el Bernabéu esta semana. Se ha recomendado a los espectadores que lleven puestos pañales de adulto: así no se perderán ni un gorgorito ni un golpe de cadera de la diosa por la visita a los urinarios y podrán dar rienda suelta a las emociones sin preocuparse por las pérdidas, que ya se sabe que las baladas de la Swift propician humedades arriba y abajo. Siendo como es una lince para los negocios, me extraña mucho que los pañales en cuestión no los comercialice ella misma: «Dodotis Swift, ni gota ni gota, el pis no se nota». Un concierto de culitos secos, bebés felices.

Mientras, en la Moncloa trabajan a toda máquina para conseguir, a cambio de millones, que Taylor salude al público gritando: «¡Hola, Madrid! ¡España va como un cohete!» No iré al show ni caeré nunca en la humillación definitiva del dodotis. Antes me pongo una pinza en el viejo cohete.