Eurovisión: una cadena de despropósitos

Eurovisión: una cadena de despropósitos

Nemo culminó este sábado su segunda actuación de la noche, la que ofrecía ya como ganador de Eurovisión, con un fugaz ruido de cristales rotos. El ansiado micrófono de cristal acababa de romperse. Más tarde, en su rueda de prensa, admitió que el trofeo se había partido, pero le quitó hierro. “Se puede arreglar. Puede que Eurovisión también necesite algunos arreglos”, acertó a decir el representante de Suiza. Nemo, procedente del país más neutral de Europa, ponía el dedo en la llaga. El festival este año ha salvado los muebles tras la victoria del mejor intérprete de la noche, pero ha estado a un paso del desastre. Europa esperaba que Suecia, los reyes de Eurovisión, dieran un nuevo impulso al festival en el 50º aniversario de la victoria de Abba. Sin embargo, las televisiones públicas europeas fueron incapaces de gestionar la presencia de Israel en el certamen, convirtiéndolo en un auténtico despropósito.

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