Giezmann sonríe tres veces

Giezmann sonríe tres veces

Antoine Griezmann llevaba un tiempo hibernando. Después de un comienzo de temporada espectacular, el francés vagaba como un alma en pena por el campo en los últimos partidos. Sin frescura física, sin gol, sin la claridad para ver el juego que le caracteriza.

Y de repente, en un partido incómodo, sin prácticamente nada en juego para el Atlético que tenía casi asegurada la presencia en la próxima Liga de Campeones y a las 10 de la noche, Griezmann liquidó al Getafe con tres goles. Y lo hizo cuando su equipo estaba siendo dominado por el equipo de Bordalás, que buscaba su primer triunfo ante Simeone. Ni el equipo ni el entrenador han conseguido ganar al Cholo desde que llegó en 2012 al banquillo rojiblanco.

Pero no era esa la pelea de Griezmann, que controló de manera imposible un balón que le había puesto De Paul a la espalda de la defensa antes de superar a David Soria en el mano a mano. Con un solo toque del francés el partido había cambiado de dirección.

Griezmann es el alma del Atlético, su máximo goleador y su mejor pasador. A los 33 años hace unos meses parecía estar en el momento de su carrera. Y él solo arrastraba al Atlético hacia los triunfos que dejaron de llegar en la parte decisiva de la temporada, después de que se lesionara en el tobillo contra el Inter de Milán.

Griezmann va cogiendo el ritmo que le cortó aquella lesión y se acerca la Eurocopa, motivación suficiente para estar despierto. Pero hay cosas que nada tienen que ver con eso, como la facilidad que tiene el 7 rojiblanco para mandar a la portería una pelota que se escapaba de un ángulo lógico para intentar un gol. Así llegó el segundo en un pase de Correa desde la derecha que no remató Lino y que Griezmann acabó mandando dentro.

Mientras el francés resolvía el partido, el argentino se empeñaba en caer en fuera de juego una vez detrás de otra. Tiene fama Morata de vivir al límite reglamentario, pero es posible que sea la insistencia del Atlético del Cholo en buscar la espalda de la defensa la que obliga a su delantero a vivir al borde del fuera de juego. Le anularon un gol por ese motivo y el VAR evitó que también anularan el segundo de Griezmann.

El Getafe respondía únicamente con los remates de Mason Greenwood, como si el partido se hubiera convertido en un mano a mano entre él y Griezmann con otros diez jugadores por equipo como espectadores.

Algo más que mirar tenían que hacer algunos. Como Oblak, que sacó una mano para desviar al larguero un remate de Greenwood que era gol. El Getafe había tenido que aprovechar un error de Hermoso en el pase, que contradijo a la norma y al sentido común y cruzó una pelota desde el lateral hacia su área que terminó siendo la mejor oportunidad para el Getafe.

Griezmann, que en los últimos partidos juega de extremo izquierdo para dejar sólo un delantero arriba, siguió a lo suyo. Y desde ese costado se encontró con Samu Lino, que le puso una pelota para encarar a David Soria y no dudó en superarlo con un toque. Un gesto de esos que da rabia a los porteros porque la pelota le pasa rozando y no hay manera de llegar a tapar.

El 7 rojiblanco liquidó definitivamente el partido en los primeros minutos de la segunda mitad. Y, aunque aguantó en el campo hasta el minuto 87 cuando fue sustituido por Memphis, no tuvo necesidad de hacer mucho más.

Griezmann recupera su forma ahora que se acaba la temporada y el Atlético confirma su presencia en la próxima Liga de Campeones. No es momento para hablar de objetivos superiores, dice Simeone, pero el Atlético necesita más alicientes que ser el cuarto equipo de la Liga, a veinte puntos del campeón y sin posibilidades reales en ningún momento de la temporada de discutir el título al Real Madrid.

Mientras Griezmann marcaba los goles que necesitaba su equipo para cumplir el objetivo mínimo el otro goleador del equipo, Morata, veía todo el partido desde el banquillo. No está en su mejor momento el capitán de la selección española, que sólo ha marcado un gol desde que acabó el mes de enero. Francia recupera a Griezmann; España espera a Morata.

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