Fernando Alonso sufrió un fuerte accidente en el Autódromo Enzo y Dino Ferrari de Imola, tras perder el control de su Aston Martin en la curva 18. Se trata de la última del trazado italiano y el asturiano impactó a gran velocidad contra las protecciones y provocando la primera bandera roja.
A Alonso se le complicó la clasificación y, a las primeras de cambio, perdía la trazada y entraba de lleno en la grava, destrozando el fondo plano de su monoplaza y teniendo que abortar su último intento para pasar a la Q2.
Esa tercera sesión de entrenamientos dejaba malas sensaciones al español que, posteriormente, ya en la carrera, quedaba penúltimo y ratificaba esos malos presagios iniciales. Alonso y Aston Martin no consiguen dar con la tecla correcta para al menos acercarse a los números de la anterior temporada.
Los fans de Alonso no esperaban ese accidente, puesto que no es nada habitual en el español. Pero el asturiano erró cuando, con duros, era noveno a poco más de un segundo del crono de Carlos Sainz, el mejor en ese momento, y con unas sensaciones más que positivas a bordo del AMR24. El problema fue que ya en las últimas curvas de Imola perdió el coche para terminar realizando un trompo e ir directo contra las protecciones de la pista de San Marino. Un inesperado hecho que solo fue el principio de un fin de semana caótico.
“Los mecánicos, tras el trabajo que han hecho, merecían algo mejor”, afirmó Alonso en un claro mensaje de ánimo. “El coche parecía más rápido antes del accidente. Aquí la carrera será dura, pero llegaremos mejor preparados para Montecarlo”, alegó el español.
Aston Martin por más que pone de su parte para encontrar una solución que genere ese entendimiento del monoplaza, la realidad es que están muy alejados de los objetivos. Desde la escudería buscan un salto similar al que tuvo McLaren en 2023.
