Litio: este es el “oro blanco” que puede salvar Argentina de la crisis económica

Litio: este es el “oro blanco” que puede salvar Argentina de la crisis económica

Gracias a su ubicación estratégica en la cordillera de los Andes, Argentina tiene acceso a uno de los yacimientos de litio más importantes del mundo, conocido como “el triángulo del litio”. Esta zona, compartida con Chile y Bolivia, es hogar de más de la mitad de las reservas de este mineral en el mundo y un área de disputa entre China y Occidente.

Ambas partes se encuentran envueltas en una compleja dinámica que combina una intensa competencia con la formación de empresas conjuntas que refleja las contradicciones características de la Guerra Fría en el ámbito comercial.

El litio es un metal esencial para la transición energética ya que facilita el almacenamiento de grandes densidades de energía en espacios compactos. Por esta razón, su uso más común es en la fabricación de baterías de ion de litio, indispensables para electrodomésticos y vehículos eléctricos. No obstante, el litio tiene utilidades más tradicionales entre las que se encuentran la cerámica, el vidrio, la metalurgia, algunos productos farmacéuticos y los polímeros.

Debido a los diversos usos de este metal, el presidente de Argentina, Javier Milei ha decidido apostar —en su plan libertario—, por este mineral para levantar la economía del país. Desde la década pasada, Argentina se enfrenta a una gran recesión, inflación y devaluación de su moneda. El kirchnerismo, que gobernó entre 2003 y 2015, llevó al país a optar por políticas proteccionistas que se alejaron del aprovechamiento de los recursos naturales en el triángulo del litio.

Argentina y la subproducción del litio

Aunque Argentina posee el 21% de la zona, es decir, un quinto de las reservas mundiales de litio, su extracción no se realiza conforme a su potencial. Argentina produce el 6% del litio del mundo, mientras que Chile, con solo un 11% de las reservas, tiene la segunda producción más grande después de Australia (52%).

Uno de los principales obstáculos que enfrenta Argentina en la extracción del litio es la falta de infraestructura adecuada. Las regiones donde se encuentra el litio, principalmente en las provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, son áreas remotas con acceso limitado.

Esto dificulta la logística necesaria para la extracción y el transporte del mineral. Además, la falta de infraestructura local adecuada para el procesamiento del litio significa que gran parte del mineral extraído debe enviarse al extranjero para ser refinado, reduciendo la participación de Argentina en la cadena de valor del litio.

Durante gobiernos pasados existió un gran control sobre la producción de litio en Argentina. Este interferencia del Estado limitaba la inversión extranjera y favorecía a las joint ventures o asociaciones con empresas estatales locales, asegurando que una parte significativa de los beneficios de la extracción del litio permaneciera dentro del país, pero a su vez no se extrajera como en otros países.

El mineral extraído de los lagos salados tiene un costo de equilibrio de 15.000 dólares por tonelada métrica. Ahora, con Milei, se respira un ambiente de agitación respecto al libre mercado. Sin embargo, esto pone en riesgo otros factores como la preservación del agua y las zonas ancestrales de algunas comunidades indígenas, entre otros.

Proceso de extracción del litio

Cabe resaltar que aunque Australia cuenta la mitad del comercio de litio, el material que se extrae del triángulo en los Andes tiene una huella ecológica más discreta; de hecho, la huella de carbono es siete veces mayor en Australia, según Benchmark Mineral Intelligence.

Si bien necesita de más agua y espacio para su extracción, usa menos sustancias químicas y energía, marcando un punto importante para aquellos clientes que buscan el litio para desarrollar soluciones orientadas hacia la transformación energética, las energías renovables y la preservación del medio ambiente.

El proceso de extracción de litio en las salinas comienza con bombas diseñadas específicamente para este propósito. Estas extraen la salmuera de depósitos subterráneos a decenas de metros de profundidad para luego vertirla en extensas piscinas al aire libre situadas en regiones desérticas. Las piscinas deben estar en un clima desértico —abundante sol, viento fuerte y escasas precipitaciones—, para facilitar la evaporación natural del agua.

Este proceso dura aproximadamente un año, tras el cual la sal restante es tratada con una solución de cal para eliminar el magnesio y así producir carbonato de litio. Posteriormente, este compuesto se procesa bien en el mismo salar o en plantas químicas cercanas a puertos de exportación.

La guerra fría del litio

El eje Asia-Pacífico (China, Japón y Corea) concentra el 87% de la demanda mundial de litio, y China ya ha notado el potencial que falta por explotar en el territorio argentino. Por ejemplo, el 42% de las exportaciones de litio que salieron de Argentina durante el 2021 fueron a parar al mercado de China.

No obstante, Elon Musk (Tesla) y otras compañías del bloque occidental, están también decididas a tener el litio argentino en sus manos antes de que sus rivales chinos se queden con la mayor parte del suministro futuro.

El entorno cercano al presidente Milei ha indicado que, a cambio de ciertas concesiones, Tesla podría establecer una megafábrica y una planta de fabricación de vehículos eléctricos en Córdoba, Argentina. Esta instalación serviría como centro de operaciones para exportar automóviles a toda la región del Mercosur en América del Sur.

Aunque los ingresos generados por el litio no serán suficientes para resolver por sí solos la crisis económica de Argentina, dada la importancia crítica del mineral en la transición hacia energías limpias y en el desarrollo de tecnologías sostenibles, Argentina se posiciona como un jugador clave en un escenario de intensa competencia geopolítica y licitaciones globales.

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