«Los nueve reinos»: La guanche, una resistencia de cine

«Los nueve reinos»: La guanche, una resistencia de cine

Beatriz de Bobadilla (1440-1511) no fue una dama de compañía cualquiera. De la corte de Isabel la Católica, llegó a enamorar al rey Fernando hasta tal punto que la monarca la desterró, concertándole matrimonio con el gobernador de La Gomera. Allí, Bobadilla tampoco perdió el tiempo: volcó sus voraces deseos sexuales con aborígenes, militares, e incluso con el propio Cristóbal Colón. «Se dice que desvió el viaje en el que descubrió América para parar en las Islas Canarias, donde permaneció dos meses. Todo ello, para estar junto a Beatriz», explica el guionista y escritor Santiago Díaz. «Fue una mujer implacable, incluso cruel, una historia increíble pero, sin embargo, desconocida», añade. Este es uno de los fascinantes relatos históricos que inspiraron a Díaz para atreverse en el mundo de la novela histórica: el autor, que hasta ahora ha cultivado el thriller, publica «Los nueve reinos» (Alfaguara).

«Es una novela histórica pero a ritmo de thriller», matiza, «con mi manera de estructurar a base de capítulos cortos, giros y diferentes localizaciones. Se me reconoce en esta novela, aunque abrace otro género». ¿Y por qué se estrenó con los guanches, antiguos aborígenes de Tenerife? «A finales de 2017 leí un artículo sobre una momia guanche que hay en el Museo Arqueológico Nacional», recuerda Díaz, «descubrí que, por su nivel de conservación, no podía pertenecer a una cultura tan primitiva como yo imaginaba. Y fue cuando empecé a investigar y descubrí una historia maravillosa, llena de acción y sorpresas, pero poco conocida». Bobadilla es tan solo uno de los varios y potentes personajes que Díaz incluye en la novela. Sigue varias líneas temporales, situando al lector en la llegada de los guanches a la isla canaria –«se sabe que llegaron en el siglo I a.C., pero no cómo», apunta el autor– y en la formación de una civilización que permaneció aislada durante siglos. El territorio guanche está compuesto por nueve reinos o menceyatos, que se convirtieron en objetivo de los Reyes Católicos: en este contexto aparece otro de los principales personajes de la novela, Bencomo.

Una época épica

La faceta de Díaz como guionista se percibe al hablar con él sobre «Los nueve reinos». Apunta que el citado rey guanche es «una especie de Braveheart, pues fue líder de unas tropas en inferioridad de condiciones». Bencomo encabezó los últimos momentos de resistencia guanche frente a la invasión de Castilla, unos ocupantes «con armaduras, espadas, ballestas y barcos frente a unos guerreros cuyas armas eran piedras y lanzas que fabricaban, pues en las Canarias no había metales», sitúa el escritor. Asimismo, continúa, «me di cuenta de que esta historia es una suerte de “Juego de Tronos”, pues había dos bandos, el norte y el sur, con sus contradicciones, amoríos y enemistades. Son historias con gran atractivo que, ojalá, se perciban como algo cinematográfico», apunta Díaz.

La novela también se traslada a Valencia 30 años después de la conquista. Ahí vive Elena, «una esclava a quien le sucede algo y tiene que escapar de una ciudad azotada por las revueltas comerciales y desatendida por la Corona. Me gustaba la idea de que tuviera que atravesar la Península hacia Canarias en pleno siglo XVI, llegando incluso a Sierra Morena, donde empezaban a existir los primeros bandoleros», retrata Díaz. La obra, por tanto, además de exprimir la curiosidad del lector, funciona como una crónica de la España de la época. Una aventura, define, «épica, me da mucha rabia que se desconozca, tanto en la Península como en las Canarias».

Este archipiélago, históricamente visto como lugar estratégico y, actualmente, turístico, bien merece de una perspectiva profundizada e histórica. Fue escenario de una historia «desconocida no por pequeña, sino porque coincidió en el tiempo con el descubrimiento de América, el auge de los Reyes Católicos y la reconquista de Granada», continúa el guionista; «estos hechos eclipsaron un episodio interesantísimo». Además, «la práctica totalidad de la gente tinerfeña que ha leído la novela me escribe dándome las gracias diciéndome que es muy satisfactorio que se hable sobre su historia», concluye.

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PROBLEMAS Y SOLUCIONES DE HACE 500 AÑOS

De nuevo, España entra en juego (literario) en un papel invasor frente al aborigen, una temática que no acaba de encajar en una época examinadora con respecto a los episodios del pasado. «Ese es el tema espinoso de la novela», afirma Díaz, «pero no se puede juzgar con los ojos de hoy. Si lo miras desde su perspectiva, en España había problemas de hambrunas y necesitaban ampliar sus dominios para alimentar a su pueblo. Hay que tener en cuenta esos matices». Una solución, al fin y al cabo, de hace unos 500 años.

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