Pedro Rocha, recientemente proclamado presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) e imputado en la Operación Brodie, despidió el lunes por la tarde a Albert Luque, director deportivo, y a Rubén Rivera, director de marketing, según ha avanzado Relevo y ha confirmado este periódico. Para ambos, el fiscal pide un año y medio de cárcel por presuntas coacciones a la jugadora internacional Jennifer Hermoso. Según la acusación de la fiscalía, una vez que se produjo el beso no consentido del expresidente Luis Rubiales a Hermoso y “ante las consecuencias personales y profesionales que le podían acarrear, el acusado [Rubiales], por sí mismo y en connivencia con el resto de los acusados [Luque y Rivera], comenzaron a ejercer actos constantes y reiterados de presión directamente sobre la jugadora Jennifer Hermoso y a través de su familia y amistades con la finalidad de que, públicamente, justificara y aprobara el beso que contra su voluntad le dio Luis Rubiales”. Luque y Rivera habrían ejercido las supuestas coacciones durante el viaje a Ibiza en el que las jugadoras celebraron el título de campeonas del mundo logrado en Sídney unos días antes.