Después de un jueves dedicado a reafirmar en Pekín la sintonía entre Rusia y China y de certificar con la firma de una declaración conjunta que las relaciones entre ambos países han alcanzado su punto “más alto”; tras anunciar la colaboración en todo tipo de campos —de la inteligencia artificial a la exploración lunar, pasando por el dominio militar— y de acusar a Estados Unidos de pensar aún “en términos de Guerra Fría” y de tomar un rumbo “destructivo y hostil” dirigido a la contención de ambos, el presidente ruso, Vladímir Putin, se ha dirigido este viernes, segundo día de su visita oficial al gigante asiático, a Heilongjiang, una provincia ubicada en el noreste chino, fronteriza con Rusia, y donde el rastro de este país sigue siendo intenso.