Ser o no ser

Ser o no ser

Esa parece la cuestión definitiva. Ser o no ser, según nos advirtió el teatro. Hamlet se vio venir la fascinante habilidad para la tragedia de su Shakespeare. Ser, y pedirle al alma que soporte la adversidad, o morir, deshacerse en la nada. Existe otra posibilidad, querido Hamlet, que es la de ir tirando, procurar que las cosas vayan poco a poco y la vida no se confunda con una elección entre el todo y la nada. Para eso conviene que el ser no sea una roca de identidades normativas y que el no ser evite la deslealtad ante los argumentos de la vida.

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