Telefónica conecta el arte con la tecnología

Telefónica conecta el arte con la tecnología

L a evolución deja a su paso un residuo de tecnologías envejecidas. Un legado de objetos vencidos y caducados por el transcurso inevitable del calendario. Un conjunto de diversas tecnologías, ya superadas y desprovistas de su utilidad original (o derrotadas por otras más novedosas y de más alcance, más, digamos, de ahora) que, lejos de suponer una especie de acumulación de chatarras o de calderilla de la modernidad, es una evidencia del sinuoso camino que el hombre ha recorrido hasta llegar a nuestra contemporaneidad de televisiones, pantallas, gadgets. Lo que fue novedad en un tiempo, ya sin la urgencia provisional que le otorga su época, deviene en mera historia. Telefónica conserva 85.000 piezas que fueron pioneras de la vanguardia en el instante de su lanzamiento –de hecho, algunas se han convertido en «vintage» y otras forman parte del acervo cultural pop de nuestro país y hasta tienen su propio valor artístico en el diseño–, pero que, con el transcurso inevitable de los años, han derivado en obras merecedoras de vitrina.

Ahora, cuando se cumple el centenario de [[LINK:TAG|||tag|||633618f659a61a391e0a160c|||Telefónica]], la compañía ha permitido que una seleccionada serie de artistas entre en ese fondo y que ellos elijan aquellos objetos emblemáticos que guardan y que seducen su imaginación creativa. Eugènia Balcells, Daniel Canogar, Nuria Giménez, el colectivo experimental Cabosanroque, la Fura dels Baus-Pep Gatell, además de una emblemática obra sonora de Isidoro Valcárcel Medina original de los años 70, han participado en esta iniciativa que ha dado lugar a una exposición original y novedosa que se ha inaugurado ahora: «Miradas que comunican». Un recorrido que reinventa elementos fundamentales de las telecomunicaciones. Aquí se dan cita distintas propuestas del arte, desde el documental, la escultura o la instalación para unir arte y tecnología. El arte se suma así a la historia para ofrecer, por un lado, una obra con una pretensión estética y, después, servir una oportuna reflexión sobre esos objetos, antes comunes y ahora propios de museos.

Estos creadores han incorporado todo este acerbo en unas piezas que no solo las reinventa, sino que dan pie a una reflexión a su alrededor. Y para este pretexto han recurrido a todo tipo de materiales, desde teléfonos, a cables, repartidores, fotografías históricas, películas emblemáticas, postes de madera, utensilios procedentes de reparaciones o lugares comunes que todavía perviven en la realidad y en el imaginario colectivo, como son los cableados de los tendidos telefónicos que han permitido que este país dejara de estar aislado y que sus habitantes se comunicaran entre sí hasta que llegó la telefonía móvil. Todo vale y todo da pie a unos montajes originales que juegan con el sonido, la perspectiva, la luz, el color y la instalación. Todas estas propuestas de nueva creación han conseguido dotar de una nueva lectura a este legado tecnológico y añadirle un valor artístico gracias a su enfoque y su particular mirada. Unas obras, menos una, creadas para esta muestra que, aunque todavía no se sabe, pueden quedar incorporadas a la colección de la compañía.