Seguimos de fiesta rosada en estos días donde algunos quieren volver a España porque en el fondo no conocen el laberinto de las identidades. Uno de Castilla y León, en ese gran yacimiento de variedades, y donde debajo de las aguas tranquilas se agitan muchas visiones. Así, un rosado armado sobre uva tinta y uva blanca, con la resonancia clásica que se utilizaba para el clarete. Aquellas producciones eran tremendamente rústicas pero muy efectivas para el consumo popular, y ese cotidiano diálogo del vino, la barra y los días sencillos.
Nidia, lejos de ello, combina con muchísima delicadeza la uva merlot con la verdejo para que ambas se expresen sacando lo mejor de sí mismas, pero siempre a favor de la obra final. Ciertamente este rosado es contemporáneo, y de allí la búsqueda del color más liviano que tanto resaltamos en estas columnas rosáceas.
Aunque precisamente por el equilibrio de las variedades, hay mucha fruta como notas herbáceas, y una estructura vinosa muy interesante. Es un vino juguetón, directamente lanzado como un guante para ese público que se está incorporando a la cultura enológica. Y la frescura suele ser el argumento principal. De hecho, dicen que el magnum es el formato con él que debería disfrutarse este rosado franco.
Porque estamos ante un ejemplar de almuerzo rico y contundente. De los que ameritan copa. Incluso para soportar el vodevil de los que regresan al país para seguir de circo. El vino es el verdadero pasaporte, y si es algo veraniego, mejor. No hay nada comparable a un pellizco gustoso y sin alardes. Para todos los públicos.
Una bodega pequeña en un entorno no necesariamente amable y con una marca que tiene muchos inconvenientes hoy por la comercialización. Cuando como es el caso, se acierta de una manera tan chispeante y jovial, empieza una novela por entregas apta para estos días de amoríos y andanzas. Porque por encima de cualquier consideración técnica, está el gusto por la vida.
Bodega:
Nidia
Vino:
Nidia-rosado 2023
I.G.P.:
V. T. Castilla y León
Pvp:
9 euros
