Una de las iglesias renacentistas más espectaculares de España se encuentra en un pequeño pueblo de poco más de 100 habitantes

Una de las iglesias renacentistas más espectaculares de España se encuentra en un pequeño pueblo de poco más de 100 habitantes

El impresionante patrimonio monumental religioso español no deja de sorprender. Si dejamos a un lado Italia, por los vastos recursos que reúne su capital, Roma, nuestro país cuenta con numerosos monumentos en muchos rincones. Da igual el tamaño de las ciudades o de los pueblos. Hasta el municipio más recóndito de la Península Ibérica dispone de un templo de una belleza extrema.

En esta ocasión vamos a descubrir una iglesia que es una de las principales joyas renacentistas, y que sorprendentemente se encuentra en un pueblo de poco más de 100 habitantes. La arquitectura renacentista a lo mejor no es una de las más espectaculares de España, pero cuenta con numerosos templos que son de los más visitados. Este estilo se dio en las últimas décads del siglo XV, y existen tres etapas. La primera, denominada Estilo Plateresco, comenzó a difundirse principalmente por arquitectos locales:
esa es la causa de la creación de un Renacimiento propio español, que trajo la
influencia de la arquitectura italiana, a veces por libros y pinturas, mezclado
con la tradición gótica y la idiosincrasia local. El nuevo estilo se llama
plateresco, debido a las fachadas extremadamente decoradas, que traían a la
mente los motivos decorativos del trabajo intrincadamente detallado de los
plateros, los “Plateros”. Órdenes clásicos y motivos de candelabros
(a candelieri ) combinados libremente en conjuntos simétricos. Algunos ejemplos son las
fachadas de la Universidad de Salamanca y del Convento de San Marcos en León

La segunda etapa es el Purismo. Con el paso de las décadas,
la influencia gótica desaparece y la búsqueda de un clasicismo ortodoxo alcanza
cotas muy altas. Aunque el «plateresco» es un término de uso común para definir
la mayor parte de la producción arquitectónica de finales del siglo XV y la
primera mitad del siglo XVI, algunos arquitectos como Diego Siloe y Andrés de
Vandelvira en Andalucía, y Alonso de Covarrubias y Rodrigo Gil de Hontañón en
Castilla adquirieron un estilo más personal y sobrio. Esta fase del
Renacimiento español se llama el Purismo renacentista.

 

La tercera etapa es el estilo Herreriano. Desde mediados del
siglo XVI, bajo la dirección de arquitectos como Pedro Machuca, Juan Bautista
de Toledo y Juan de Herrera, hubo una adhesión mucho más estrecha al arte de la
antigua Roma, anticipándose en ocasiones al manierismo . Un ejemplo de ello es
el Palacio de Carlos V en Granada construido por Pedro Machuca. Con la obra de
Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera en El Escorial surge un nuevo estilo:
el estilo herreriano, extremadamente sobrio y desnudo, alcanza altos niveles de
perfección en el uso de la sillería de granito, e influye en la arquitectura
española tanto en la península ibérica como en las colonias españolas por todo
el mundo durante más de un siglo, según informa Wikipedia.

Pues una de sus joyas de este estilo se encuentra en un
pequeño pueblo de la provincia de Burgos, Zael, que acoge la impresionante
iglesia de Santa Eulalia de Mérida.

La villa está situada en los bordes del Campo de Muñó. En
las primeras décadas del siglo X se produce la repoblación por parte de los mozárabes,
en torno a Cafael, que dio nombre a la actual Zael.

 

Su núcleo queda a los pies de su magnífico templo
parroquial. Predominan los cánones de un plano urbanístico y de una ejemplar
regularidad. También tienen su ubicación adecuada los típicos corrales, naves y
sus bodegas y merenderos.

El municipio es fundamentalmente cerealista, con una buena
parte de viñedos y otra de cultivos menores. En la actualidad cuenta con 120
habitantes, que poseen un acento particular, y que experimenta una gran
animación durante el mes de agosto, por la llegada de familias desde otros
puntos de la geografía española, que tienen raíces con Zael.

Iglesia de Santa Eulalia

Su principal atractivo turístico es su templo en honor a su
patrona. Según aseguran fuentes de la Diputación de Burgos, esta joya renacentista
se encuentra en lo alto del casco urbano, que resalta su belleza.

Lo primero que cautiva al visitante es su Portada,
construida en forma de retablo de tres cuerpos. Esta obra se atribuye a Juan de
Salas, que la construyó en el siglo XVI, en estilo renacentista.

Se encuentra orientada al sol de mediodía y es un conjunto
repleto de cabezas de ángeles, medallones e iconos que hacen de la obra una
impresionante postal. En el primer cuerpo, la puerta de acceso está flanqueada
por dos columnas y decorada con hermosos ángeles. A la derecha e izquierda de
la puerta, en sendos medallones, se encuentran San Pedro y San Pablo

En el segundo cuerpo, sobre la puerta de entrada, se
encuentra la patrona Santa Eulalia, flanqueada de dos santas muy populares:
Santa Catalina de Alejandría, con sus atributos propios (cabeza de rey y libro)
y Santa Águeda, con la bandeja en la que porta sus pechos.

En el tímpano se encuentra un grupo escultórico que
representa a la Piedad: la Virgen porta en sus manos al Crucificado. Toda la
portada se corona con un Calvario en el que aparece en la cruz a sus pies María
y San Juan y a los extremos los dos ladrones.

En cuanto al interior, el templo destaca por su belleza y
armonía, en sus tres naves, amplio y luminoso en estilo gótico renacentista del
siglo XVI. Resaltan sus esbeltas columnas y sus bóvedas estrelladas decoradas
con hermosas claves.

La nave central, más alta que las laterales, está presidida
por el Retablo Mayor realizado en 1787 por Andrés Bolado siguiendo el estilo
neoclásico. Años después, hacia el 1802, el maestro Pedro Ortiz lo doró e intento
imitar mármoles y jaspes. Más tarde, Andrés Romero trabajó en las tallas que
presiden las hornacinas, especialmente la Asunción de María, en el ático del
retablo y la de Santa Eulalia de Mérida, en el centro. A la izquierda y derecha
de esta se encuentran San Sebastián y San Joaquín.

Otro elemento impresionante es su “Pila Baustismal”, que es
un ejemplar muy interesante del románico. En su interior tiene forma de concha
que al exterior responde a una media naranja o gallones. En la base se
representa un santo que pudiera ser San Pedro.

Por último, el retablo más espectacular del templo es el
denominado “Retablo de los Reyes”, en la nave de la epístola. Es de estilo renacentista
y muy bien acabado. Se trata de un retablo de pequeñas dimensiones, encajado en
el muro y decorado con una cenefa de piedra.

En el cuerpo inferior se representan escenas de la Presentación
de Jesús en el Templo, la Misa de San Gregorio y el donante con santa de su
devoción.

En el cuerpo de medio se encuentra la Adoración de los Magos
y la escena del Nacimiento. En el centro se sitúa una talla de la Virgen con el
Niño.

En el ático está representadas la Anunciación, una imagen de
Cristo Majestad y la Presentación de la Virgen. A modo de orla, el retablo se
rodea de diferentes imágenes de santos.