¿Tienes este apellido? Si es así, tienes antepasados de Las Américas

¿Tienes este apellido? Si es así, tienes antepasados de Las Américas

Hoy, 12 de octubre se celebra en España el Día de la Fiesta Nacional, una fecha que conmemora el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. Este evento marcó el inicio de una conexión profunda y muy compleja entre los territorios de la Corona Española y las Américas.

Entre los muchos legados que ha dejado esta relación, uno de los más notables y duraderos es la distribución de apellidos hispanos a lo largo del continente americano. Aunque, el hecho de compartir apellidos no implica necesariamente un linaje directo, sino que refleja un proceso histórico de mestizaje, imposición cultural y organización colonial.

La imposición de apellidos en América

Cuando los españoles llegaron a América, una de las primeras acciones que llevaron a cabo fue la organización de los nuevos territorios coloniales. Los gobernadores y las autoridades de la Corona asignaron apellidos a los nativos, esclavos y mestizos como una forma de diferenciarlos y, en muchos casos, de facilitar la administración. Estos apellidos, provenientes de los reinos de Castilla, Aragón, Galicia y otros territorios de la Península Ibérica, se convirtieron en una parte central de la identidad de las personas en el “Nuevo Mundo”. En muchas ocasiones, los nombres de origen indígena fueron reemplazados por apellidos españoles, reflejando así el poder colonial.

Este fenómeno explica por qué muchos latinoamericanos hoy en día llevan apellidos españoles como “García”, “Rodríguez”, “López” o “Martínez”, aunque su ascendencia pueda ser mayoritariamente indígena. La imposición de estos nombres no fue únicamente una cuestión de dominación cultural, sino también una estrategia de organización social y territorial que perdura hasta nuestros días.

Colonos españoles y la distribución regional de apellidos

Durante la época colonial, las autoridades españolas también procuraron colonizar ciertas regiones de América con pobladores provenientes de zonas específicas de la Península Ibérica, creando así colonias homogéneas. Un ejemplo claro de esta política se puede observar en el caso de México, donde el occidente del país fue conocido como el “Reino de Nueva Galicia”, y la mayoría de los colonos eran gallegos. Aún hoy, en ciudades como Guadalajara y sus alrededores, se encuentran apellidos como “Coutiño” o “Mouriño”, de origen gallego.

En el noroeste de México, en la región conocida como “Nueva Vizcaya”, predominaban los inmigrantes vascos, y es por eso que aún en la actualidad abundan apellidos como “Zumárraga”, “Lizárraga” o “Vidaurri”. Este fenómeno no se limitaba solo a México, sino que también se replicaba en otras partes del continente, contribuyendo a una distribución regional de apellidos que se puede rastrear hasta la actualidad.

Al igual que en México, en partes de Argentina y Chile, encontramos una alta concentración de apellidos como “Echeverría”, “Iturralde”, “Ugarte”, “Urquiza”, “Castiñeira” y “Alberdi”. Si bien tener un apellido gallego o vasco en América Latina no garantiza descendencia directa de estas regiones, sí indica una fuerte influencia migratoria y cultural que se remonta a los primeros tiempos coloniales.

El similar caso de Filipinas: apellidos españoles en Asia

La presencia de apellidos españoles no se limita a América Latina, sino que también se puede observar en Filipinas, una antigua colonia española en el sudeste asiático. A diferencia de lo ocurrido en América, donde los apellidos se impusieron a lo largo de varios siglos, en Filipinas el proceso fue más abrupto. En 1849, el Gobernador General Narciso Clavería y Zaldúa promulgó un decreto que obligaba a los filipinos que aún no tuvieran apellidos a adoptar uno de una lista oficial, conocida como el “Catálogo de apellidos”. Aunque este listado incluía nombres de origen filipino, la mayoría de los apellidos eran españoles. Así, muchos filipinos adoptaron apellidos como “García”, “Santos” o “Reyes”, aunque no necesariamente tuvieran antepasados españoles.

El mestizaje y la diversidad de apellidos en América Latina

La adopción de apellidos españoles no significa que todos los latinoamericanos tengan ascendencia directa de colonos ibéricos. Si bien el mestizaje fue una constante en muchas regiones, en otras, la imposición de apellidos no estaba vinculada a la ascendencia biológica. Esto explica por qué en países como Perú, coexistían apellidos españoles como “Flores” o “Sánchez” con apellidos indígenas como “Quispe” o “Huamán”, reflejando la mezcla de culturas que caracterizó a la sociedad colonial.

Este mestizaje cultural y biológico también ocurrió en otras regiones del continente. En Paraguay, por ejemplo, el predominio de apellidos como “González” o “Pérez” coexiste con una herencia guaraní muy presente en la población, mientras que en Costa Rica, además de los apellidos españoles, también encontramos apellidos italianos, portugueses e incluso ingleses, reflejando una historia de migración más variada.

Apellidos españoles en la España moderna: ¿un Reflejo de América?

En la España contemporánea, es menos probable que los apellidos comunes como “García”, “Rodríguez” o “Fernández” impliquen una ascendencia directa de América Latina. Aunque durante la época colonial algunos latinoamericanos, especialmente de las élites, viajaron a España, el impacto genético de estos migrantes fue mínimo. No obstante, la situación está cambiando, ya que en la actualidad el porcentaje de la población de latinoamericanos es cada vez mayor, lo que significa que en futuras generaciones, la herencia genética de América Latina será más visible en la península.

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