No existen registros en la carrera de Antonio Rüdiger de penaltis lanzados durante los 90 minutos, o incluso en la prórroga, de un partido. Lo suyo son las tandas y, además, la parte final de ellas, cuando los tiradores más dotados o preferentes ya han pasado por la silla eléctrica o han declinado el ofrecimiento, como Fede Valverde en el Etihad. El alemán solo aparece en esos trances en los que la tensión lo confunde todo.