Brianda Fitz-James Stuart: “Por fin he logrado el equilibrio entre trabajar y pasar tiempo con mi hijo”

Brianda Fitz-James Stuart: “Por fin he logrado el equilibrio entre trabajar y pasar tiempo con mi hijo”

Conocida prácticamente desde su nacimiento por ser nieta de la duquesa de Alba, Brianda Fitz-James Stuart y Fernández de Castro ha conseguido hacerse un hueco en la industria del arte más allá de sus nobles apellidos. Hija de María Eugenia Fernández de Castro y Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, conde de Siruela y posiblemente el hijo más intelectual de doña Cayetana, presume de haberse empapado de arte desde pequeña. Su talento para la pintura le ha permitido hacer de su pasión su modo de vida, y lleva sus creaciones a todo tipo de soportes, desde láminas, lienzos y papel de pared hasta ilustraciones en libros.

Como millones de mujeres en todo el mundo, compagina su no siempre fácil trabajo con la crianza de su hijo pequeño, fruto de su discreta relación con Javier Lozano Oroz –otro profesional del mundo de la cultura–, que nació en julio de 2022.

Recientemente participó en una mesa redonda en el Museo Thyssen de Madrid para reflexionar sobre el arte y el diseño durante la presentación en España de Ploom, un nuevo dispositivo de tabaco calentado que reinventa la forma de fumar sin necesidad de combustión.

¿Cuál es su mayor vicio que pueda confesar?

Mi mayor vicio, confieso, es adquirir libros de arte o aquellos que me inspiran. Especialmente cuando viajo, inevitablemente vuelvo con una maleta que pesa tanto que no se la deseo ni a mi peor enemigo.

¿Cómo ha influido el diseño y el arte en su vida?

El arte y el diseño han sido una gran influencia en mi vida. Desde pequeña he estado rodeada de creatividad, un ambiente que me ha permitido aprender a apreciar la belleza en todas partes.

¿De dónde cree que le viene esta vena artística?

Desde niña. En casa siempre fomentaron mi amor por el arte. Me encantaba dibujar y hacer manualidades. No podría imaginar hacer algo que no me permitiera expresarme de esta manera.

La suya es una profesión difícil, incluso podría decirse que inestable. ¿Cuál ha sido el mayor reto al que se ha enfrentado en su consolidación como artista a lo largo de estos años?

Supongo que mi mayor desafío ha sido elegir la pintura en lugar de quedarme solo con la moda. Ahora, mi trabajo es muy variado: hago de todo, desde papeles de pared y murales hasta pintar muebles y cuadros, e incluso ilustrar libros. Pero lo que une todo esto es mi pasión por la pintura y el trabajo hecho a mano. Es lo que más me gusta hacer.

¿Tenía un plan B? ¿A qué cree que se dedicaría si no trabajara como artista?

Pues la verdad es que nunca había considerado esa posibilidad. Siempre supe que me dedicaría a algo creativo. Además, hay innumerables opciones en el mundo del arte, el diseño y la artesanía.

¿Pretende transmitir un mensaje concreto con sus obras? ¿O lo deja más en manos del espectador?

Mi mayor intención es hacer sentir en las personas esa felicidad y alegría que proporcionan los objetos bellos. Me divierte más que cada persona interprete lo que ve. La verdad, es que siento cierto pudor al explicar mis obras. Pero lo cierto es que cuando lo hago, la gente lo agradece.

¿Cómo es su día a día como una mujer trabajadora, madre y artista?

Por fin he logrado establecer un orden en mi día a día que me permite trabajar y pasar tiempo con mi hijo. No ha sido fácil, pero a medida que mi hijo crece, todo va encontrando su lugar.

Madre, «nieta de», «hija de», artista… Son muchas las etiquetas ligadas a su nombre. ¿Cómo se define usted?

Creo que soy una persona sensible, sencilla y flexible ante la adversidad. Aunque admito que suelo tener muchos miedos, también me considero creativa y con la firme intención de mejorar cada día.

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