Cambio de hora en el mundo: Países que lo mantienen y países que lo abandonan

Cambio de hora en el mundo: Países que lo mantienen y países que lo abandonan

Este año, el cambio al horario de verano se
producirá esta noche. Concretamente, cuando las manecillas del reloj marquen
las 2 de la mañana, pasarán a ser las 3. Es decir, tendremos una hora menos
para dormir. El cambio de hora está regulado por la Directiva Europea
2000/84/CE. Se realiza en la madrugada del último domingo de marzo.

La intención es ahorrar energía, aprovechando más la luz
natural. Sin embargo, este cambio ha sido muy criticado. De hecho, según una
encuesta del CIS, el 64% de los españoles se opone a estos cambios de hora. A pesar de
la oposición, el Boletín Oficial del Estado ha anunciado que los cambios
continuarán hasta -al menos- 2026. Se seguirá ajustando los relojes para los
horarios de invierno y verano.

Las críticas más comunes son la incomodidad de cambiar la
hora cada 6 meses y las dudas sobre el impacto real en el consumo de energía.
Algunos estudios sugieren que el ahorro de energía no compensa la molestia.
Otra crítica importante es el posible impacto negativo en nuestra salud. Según
José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), los cambios de hora pueden causar
“alteraciones físicas, especialmente en población vulnerable como niños y
ancianos”.

El debate ahora es ¿con qué horario nos quedamos: invierno o
verano? Idealmente, deberíamos coordinar con los países europeos para evitar un
mosaico de husos horarios que pueda afectar al comercio. Este asunto es
complicado, ya que algunos países prefieren el horario de invierno y otros el de
verano. En el caso de España, José Luis Casero aboga por el horario UTC+1,
conocido como horario de invierno, como el más adecuado para España.

Otros países con cambio de hora

En el vasto paisaje de Hispanoamérica, encontramos naciones
como Chile y Paraguay que continúan con la práctica de cambios de hora. Sin
embargo, hay otros como Argentina o Uruguay que han abandonado esta práctica,
aunque en su historia sí se registran cambios horarios. En cuanto al resto de
los países hispanoamericanos, los más próximos al ecuador no encuentran
necesidad en esta práctica, aunque con algunas excepciones, porque países como
Cuba y Haití sí que ponen en práctica cambios de hora.

Volcando nuestra mirada hacia Norteamérica, México dejó de
hacerlo en 2022, después de una modificación normativa que resultó en que, por
primera vez, no ajustarán sus relojes dos veces al año. Estados Unidos y Canadá
persisten con el cambio de hora en algunas regiones, con algunas excepciones.

China, con su vastedad geográfica, mantiene un solo huso
horario para todo el país. No se registran cambios de hora en sus diferentes
regiones. Aunque en la década de 1980 se barajó la idea de modificar esta
política, finalmente se decidió mantenerla en la década de 1990. Una de las
razones es que diversas zonas de China se encuentran cerca de los trópicos,
donde un cambio de hora podría acarrear más perjuicios que beneficios, según
las autoridades del gigante asiático.

Japón, por su parte, lleva más de 60 años sin alterar la
hora, pero aún es objeto de debate y hay quienes siguen defendiendo la vuelta a
los cambios horarios. Turquía, por otro lado, mantiene el horario de verano
desde el año 2016. Islandia, en cambio, no ha modificado su horario desde 1967
y, cuando en 2019 el gobierno preguntó a sus ciudadanos si querían retomar los
cambios horarios, la respuesta fue contundente: “no”.

A pesar de su extensión, que origina 11 husos horarios
diferentes, Rusia no realiza cambios de hora. En Oriente Medio, aunque la norma
general es mantener el huso horario, hay excepciones como Líbano e Israel que
sí practican el cambio de hora. En el continente africano, Egipto emerge como
el único país que modifica la hora para optimizar el uso de energía, una
práctica que ha recuperado tras casi una década de abstinencia.

En Oceanía, Nueva Zelanda y algunas regiones de Australia,
debido a su tamaño y las consecuentes discrepancias de huso horario, mantienen
el cambio de hora. Sin embargo, esta práctica genera debate y su mantenimiento
depende de múltiples factores, entre ellos la geografía, los patrones
climáticos, y las necesidades económicas y sociales.

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