Una mujer negra que pasó su infancia en un colegio de monjas oblatas porque quedó huérfana siendo una niña. De joven se ganó la vida como empleada de limpieza hasta que, en la escalera de un edificio ubicado entre las calles Laguna y Perseverancia de Centro Habana, Obdulio Morales, un reconocido compositor, la escuchó cantar mientras realizaba su labor. Morales la invitó a audicionar para un proyecto llamado El milagro de Oshún —diosa yoruba de los ríos—. Y desde entonces, sin estudios musicales y sin una voz prodigiosa, se convirtió en una diva que se apoderó de los cabarets, la televisión, el cine y el teatro.