No parece casual que, nada más acceder a la Caja Mágica por el acceso principal, el visitante pueda detectar a su izquierda un panel publicitario con el logotipo del PIF, el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí. Tampoco parece serlo la presencia de la presidenta de la federación de tenis del país oriental, Areej Mutabagani, ni la de su homólogo australiano, Craig Tiley. El tenis se mueve, el escenario muta y los actores cambian, y el complejo del barrio de San Fermín será estos días un hervidero en el que se definirá la nueva fisonomía de un deporte que en un futuro cercano podría asentarse sobre una estructura radicalmente distinta a la actual, en la que cohabitan tres entres independientes —ATP (circuito masculino), WTA (femenino), ITF (Federación Internacional)—, además de los cuatro Grand Slams.