EE UU y Reino Unido acusan a China de promover una campaña de ciberespionaje dirigida contra disidentes y nacionales

EE UU y Reino Unido acusan a China de promover una campaña de ciberespionaje dirigida contra disidentes y nacionales

Las autoridades de Estados Unidos han anunciado este lunes la imputación de siete ciudadanos chinos que pertenecen al Grupo de Hackers APT31, vinculado al Ministerio de Seguridad Estatal chino, que recopilaba desde hace 14 años información sobre disidentes del Partido Comunista de China (PPCh) y también sobre cargos políticos y empresarios norteamericanos. Se trata de una «vasta operación ilegal de piratería informática» para obtener «datos sensibles de cargos electos y funcionarios estadounidenses, periodistas y académicos, información valiosa de empresas estadounidenses y disidentes políticos», según el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Breon Peace.

El Departamento de Justicia explicó a través de un comunicado que los siete sospechosos han sido acusados de un delito de conspiración para cometer intromisiones informáticas y conspiración para cometer fraude por medios electrónicos por su implicación en el Grupo de Hackers APT31. La organización espiaba desde China a «extranjeros críticos con las autoridades chinas, a empresarios y a cargos políticos para fomentar el espionaje económico chino y sus objetivos de inteligencia en el extranjero», recoge la nota.

Los acusados son Ni Gaobin, de 38 años; Weng Ming, de 37 años; Cheng Feng, de 34 años; Peng Yaowen, de 38 años; Sun Xiaohui, de 38; Xiong Wang, de 35, y Zhao Guangzong, de 38, todos ellos «supuestos residentes en la República Popular China», según el Departamento de Justicia. El grupo formaba parte de un programa de espionaje informático del Departamento de Seguridad Estatal de Hubei, dependiente del Ministerio de Seguridad del Estado del Gobierno chino, cuya sede estaba en la ciudad de Wuhan. Desde allí, los ahora acusados lanzaban campañas globales de piratería informática contra objetivos dentro y fuera de China que en algunos casos lograban su objetivo y accedían a redes privadas, cuentas de correo electrónico, almacenamiento en web y llamadas telefónicas.

«Algunos de estos espionajes duraron varios años», advirtió en su escrito el Departamento de Justicia, que dice no tolerar «las maniobras del Gobierno chino para intimidar a estadounidenses en cargos públicos, para silenciar a los disidentes protegidos por las leyes estadounidenses o para robar a las empresas estadounidenses».

El fiscal general, Merrick Garland, aludió a «operaciones informáticas maliciosas para amenazar la seguridad nacional de Estados Unidos y nuestros aliados». Según se desprende de su declaración, el grupo de hackers remitió «más de 10.000 correos electrónicos maliciosos» a miles de víctimas en varios continentes en una operación «respaldada» por el Gobierno chino. Los objetivos eran periodistas, cargos públicos y empresas, remarcó la fiscal general adjunta, Lisa Monaco. El director de la policía federal estadounidense, la Oficina Federal de Investigación (FBI), Christopher Wray, advirtió, por su parte, de «los continuos y descarados intentos de China de socavar la seguridad informática de nuestra nación y atacar a estadounidenses y nuestra innovación».

Este mismo lunes, Reino Unido también ha acusado a China de llevar a cabo ataques cibernéticos contra la Comisión Electoral británica y contra varios parlamentarios en 2021 por lo que, en respuesta, ha anunciado sanciones y convocará al embajador chino, Zheng Zeguang. «Puedo confirmar que agentes asociados al Estado chino fueron responsables de dos cibercampañas que tenían como objetivo nuestras instituciones democráticas y parlamentarios», confesó el viceprimer ministro británico, Oliver Dowden, durante su intervención en la Cámara de los Comunes.

«Hemos visto esto en el continuo desprecio de China hacia los derechos humanos universales y los compromisos internacionales en Xinjiang, la erradicación por parte de China de voces disidentes y la opresión de la oposición bajo la nueva ley de seguridad nacional en Hong Kong, y los inquietantes informes sobre intimidación y comportamiento agresivo chino en el Mar del Sur de China», trasladó Dowden, quien reiteró que la política de Reino Unido hacia China se basa en los «intereses nacionales», por lo que «no dudará a la hora de adoptar medidas robustas y rápidas donde el Gobierno chino amenace los intereses británicos».

El ex primer ministro y actual titular de Exteriores, David Cameron, percibido como una figura próxima a Pekín, consideró que «es completamente inaceptable que organizaciones afiliadas al Estado chino e individuos hayan puesto como objetivo a nuestras instituciones democráticas y procesos políticos». El responsable del Foreign Office dijo haber planteado este asunto de manera directa con su homólogo chino, Wang Yi, y recordó que se ha sancionado a dos individuos y una entidad «implicados con grupos afiliados a China».

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