Una acción imprudente de Moncayola, que quiso rematar un balón levantando el pie, e impactando en la cabeza de Juan Miranda con los tacos, condicionó el choque entre Osasuna y Betis. El jugador bético sangraba profusamente por la cabeza, y el árbitro acudió al VAR para presenciar la escena. La revisión acabó en tarjeta roja; Miranda tuvo que jugar el resto del partido con un gorro de baño en la cabeza y Osasuna con diez futbolistas. Las protestas del banquillo y el enfado monumental de Arrasate no sirvieron para nada. La sangre del jugador bético lo decía todo. Moncayola quiso rematar, pero provocó un accidente, que fue letal para su equipo.