El catalanismo como «fenómeno españolísimo»

El catalanismo como «fenómeno españolísimo»

Francesc Cambó (1876-1947) pensaba y defendía en 1931, recién llegada la República, que «la gente debe acostumbrarse a considerar ese fenómeno del catalanismo, no como un fenómeno antiespañol, sino como un fenómeno españolísimo». Lo explica y documenta con detalle Jesús Pabón (1907-1976) en la monumental biografía –tres tomos de unas 700 páginas cada uno, ahora de lectura reveladora– que escribió sobre Cambó, al que señaló como «figura central del catalanismo» del primer tercio del siglo XX. Las elecciones del domingo, digan lo que digan Puigdemont, los «indepes» de ERC en horas bajas y también Salvador Illa, son un episodio más de una política y una sociedad «españolísimas». El veredicto de las urnas, que no siempre es concluyente, ni mucho menos, tendrá repercusiones directas en toda España y los equilibrios políticos del gobierno español afectarán a Cataluña. El propio Pedro Sánchez, con su «crisis de los cinco días», tan confusa como «el problema de los tres cuerpos», esa serie de éxito –hasta cierto punto– de Netflix, y su reaparición en la campaña catalana han españolizado todavía más esas elecciones, porque demuestra que se juega mucho en ellas y que sus maniobras también tenían mucho de cálculo político. Nunca pensó en dimitir cuando escribió la famosa carta, como ha confesado –en el terreno amigo de El País– a Pepa Bueno.

Todas los profetas demoscópicos coinciden en que el PSC, con Illa al frente, ganará las elecciones. También están de acuerdo en que otean un mapa postelectoral complicado al máximo, con dificultades para formar gobierno, sin que se descarte una repetición electoral. Los socialistas, sin duda, reclamarán la victoria y que con ella les corresponde gobernar. Es lo mismo que decía el PP de Feijóo tras los últimos comicios generales del año pasado. Entonces, Sánchez y sus socios de gobierno insistían en que el ganador es quien logra gobernar. Ahora, sin duda lo esgrimirán, por ejemplo, Puigdemont y los indepes si son ellos quienes presiden la Generalitat. Es decir, todo españolísimo, por mucho que les repela a algunos. La pelota, no obstante, está en el alero y no está claro hacia dónde caerá. La ventaja de Illa puede no ser suficiente. Necesitaría a ERC, es decir, a Aragonés, Rufián y Junqueras, que todo apunta que se estrellarán en las urnas. Tras ese fiasco, investir a Illa, sobre todo si el «independentismo» suma mayoría absoluta –y si no, quizá también– sería muy complicado para ellos. Todo, en definitiva, «un fenómeno españolísimo», como ya apuntó Cambó.

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