El denim, más que un tejido, es todo un estilo de vida. La estética nacida de la ropa de trabajo, fiable y duradera, se convirtió desde mediados del siglo XX en un elemento que pervive en el tiempo, adaptándose a distintas formas y sensibilidades. Su resistencia y origen proletario lo convirtieron en icono contracultural en la década de 1950, y ha estado presente en todos y cada uno de los mayores movimientos culturales desde entonces, desde el punk a la cultura skate. Solo había un entorno para el que no parecía propicio: el calor.