El diario de Amilibia: Canibalismo al pilpil o en su tinta

El diario de Amilibia: Canibalismo al pilpil o en su tinta

Leo: “Joe Biden afirma que un tío suyo fue devorado por los caníbales en Papúa Nueva Guinea durante la II Guerra Mundial”. Aquí también conocemos casos de canibalismo, en plan comilona de txoko, que asoma en tiempos electorales. Ahí está, por ejemplo, el caso del canibalismo de Bildu y los nacionalistas vascos radicales que se han comido sin apenas dejar rastro, hasta dejarla en los huesos, a la banda terrorista ETA: ya es tan solo un esqueleto que apenas proyecta sombra. Se la han comido hasta hacerla desaparecer, sobre todo entre la juventud, divino tesoro euskaldún. Según el hijo putativo de Otegi, Pello Otxandiano, ETA nunca fue terrorista, sólo un grupo armado, o sea, algo así como la banda de Al Capone con goma 2. ETA cobraba impuestos, ¿no? Acabará en banda municipal para que los mozos abertzales pueden bailar la ezpatadantza en versión punk, heavy metal o hard rock, a elegir. O la jota vasca estilo reguetón.

Si alguien, algún prohibicionista del canibalismo o alguna víctima de la banda que nunca existió, menciona a ETA, los bilduetarras saltan como txakurras rabiosos: “¡Ya está el facherío con la canción de ETA!”. Ellos, en plan ochote, prefieren esa bilbainada que dice: “Apaga luz, Mariluz apaga luz, que yo no puedo vivir con tanta luz; los borrachos en el cementerio, ¡juegan al mus!”. Órdago a oscuras trasegando txakoli. Mi duda es si a la banda terrorista se la han comido al pilpil o en su tinta, en salsa verde o roja a la vizcaína. O en plan chuletón vuelta y vuelta con unos pimientos de Gernika acompañando, aunque no es descartable que la cocinaran como marmitako.

Así que ya sabe Joe Biden: aquí el canibalismo es una fiesta gastronómica que acaba con Otxandiano, enorme dantzari, bailando el aurresku sobre las cenizas de los restos.

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