El diario de Amilibia: Marisú es el Pasmo de Triana

El diario de Amilibia: Marisú es el Pasmo de Triana

Bien es verdad que su discurso resulta a veces atropellado por su pasión desatada y no se entiende muy bien todo lo que dice, pero en esta ocasión, amén de apasionada y vehemente, ha sido muy clara y, sobre todo, valiente hasta la osadía extrema y el suicidio político. Ha dicho María Jesús Montero, Marisú para los amigos: «En política no se puede mentir. En política, si uno se equivoca, si uno miente, tiene que dimitir». Se refería subliminalmente a Díaz Ayuso, pero agudos analistas de la cosa han considerado que se trata de una referencia tangencial, maniobra de distracción o leve excusa para lanzar sus poderosos y envenenados dardos contra la Moncloa. Todos han interpretado, yo también, que con su indirecta cargada de ironía, ha pedido la dimisión del Apolo de la Moncloa y su Gobierno.

Estamos ante un caso insólito en la historia de nuestra democracia: ni Redondo, Leguina, González, Guerra, César Antonio Molina, Rodríguez Ibarra, etc., llegaron nunca tan lejos. Sólo lo hizo Feijóo, aunque con exquisito cuidado y timidez. Hay que ser extremadamente autocrítica y honesta para golpear, aunque sea veladamente, al Gobierno del que forma parte. Marisú es, después de Juan Belmonte, el nuevo Pasmo de Triana, el asombro de Europa, Asia, África, América y Oceanía. Hasta en el Himalaya se han quedado helados ante tal hecho. Y cuentan que Joe Biden ha reunido a su equipo para analizar el excepcional gesto.

La conmoción ha sido tal que la Moncloa aún permanece muda. Como siempre hace cuando aquí las cosas se ponen feas, Él se ha montado en el Falcón para reflexionar en las alturas. Cuando baje dirá que está de acuerdo con la vice y que, bromas del facherío aparte, está claro que Ayuso debe dimitir. Y enviará mil manifestantes más a Sol y Génova.

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