El eclipse dejó con ganas de más, pero España se prepara para asombrar al mundo en 2026

El eclipse dejó con ganas de más, pero España se prepara para asombrar al mundo en 2026

Ayer entre las 21:02 y las 22:45, algunas partes de
España pudieron disfrutar un eclipse
de Sol. Sin embargo, nuestro país no gozaba
de una ubicación especialmente propicia para este evento astronómico y, aunque las
costas noroestes de Galicia, El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran
Canaria pudieron ver algo, tuvieron que confirmarse con un eclipse
parcial
, ya que desde aquí los astros no estaban tan alineados como desde
otros lugares del planeta, como en México, Estados Unidos y Canadá.

Quienes tuvieron suerte no solo vieron un eclipse,
sino que sumaron a la experiencia la imagen del cometa 12P/Pons-Brooks, cuya
luminosidad era suficiente para ver a plena vista, aunque quedaba bastante oculto
por la aparente cercanía
del Sol.

Una buena noticia

No obstante, estamos de suerte y no porque vayamos a tener
otro eclipse
parcial
en 2025. La verdadera buena nueva es que, aunque este eclipse total
no ha mostrado todo su esplendor en nuestras tierras y el último de este tipo visible
desde España tuvo lugar en 1959, el próximo eclipse total llegará a nuestro
país en poco más de dos años: el 12 de agosto de 2026. Así que ya podemos
ir organizando nuestro verano para disfrutar de una experiencia casi única en
la vida.

Leyendo los cielos

Y decimos “casi” porque en 2028 nuestro país vivirá otro eclipse
total
. Porque sí, somos así de buenos prediciendo eclipses y lo que
antes era “magia” ahora es ciencia relativamente sencilla. Lo cual no
quiere decir que haya dejado de maravillarnos capacidad de anticiparnos a los
cielos. De hecho, a pesar de las grandes contribuciones de Tales de Mileto a la
civilización, padre de la filosofía occidental y uno de los mejores científicos
de su tiempo, su anécdota más famosa es la de cuando consiguió predecir un
eclipse de Sol en el 28 de mayo del 585 a.C.

Por supuesto, las predicciones han mejorado notablemente
desde entonces y ahora contamos con modelos extremadamente precisos capaces de
detallar no solo el cuándo, sino el cómo se verá un eclipse desde cada parte de
la superficie terrestre. Y, gracias a eso, podemos prepararnos con años de
antelación para disfrutar de espectáculos astronómicos como el de hoy.

De Luna o de Sol

La mecánica de los eclipses no es difícil de imaginar. A
fin de cuentas, un eclipse es como un juego de sombras chinas. Tres astros
han de alinearse, para que el eclipse sea de Sol: la Luna ha de estar en el
centro, bloqueando los rayos que nos llegan del astro Rey y recortando su forma
sobre el disco solar.

Si es un eclipse lunar, en cambio, es la Tierra la que queda
en el medio y bloquea la luz que debería llegarle a la Luna. De este modo,
nuestra silueta ensombrece a la Luna, proyectando su contorno. Y, a medida
que ésta se va cubriendo, podemos distinguir una forma curva que avanza sobre
su blancura, tiñéndola de un rojo apagado. Un enrojecimiento debido a cómo
se dispersa la luz en la atmósfera, un efecto parecido al que vemos en los
atardeceres.

Lo fácil

Esto lo tenemos claro desde hace mucho tiempo, mucho antes
de que naciera la astronomía e incluso la misma física. Sin embargo, hizo
falta comprender la matemáticamente dinámica de la Luna y la Tierra en torno al
Sol. Ecuaciones que nos ayudaran a comprender cómo se movían y que, por lo
tanto, nos permitieran calcular dónde iban a estar en tanto tiempo o dónde
habían estado en un pasado.

Hablamos de unas ecuaciones que pueden parecer sencillas,
pero que en realidad entrañan una dosis de incertidumbre cuando las llevamos a
la práctica. Cuestiones caóticas que se escapan a nuestro control cuando
pretendemos predecir con gran precisión un eclipse del que, por ejemplo, nos
separan varios siglos.

Lo difícil

Todo esto es lo fácil, aunque no lo parezca. Solo nos ha llevado
unos milenios ser capaces de predecir estas cuestiones con gran precisión y
desarrollar las leyes de Kepler, las leyes de Newton e incluso la relatividad
era algo que habría pasado antes o después. Sin embargo… no podemos decir
lo mismo de los eclipses en sí. Disfrutar de ellos es una verdadera contingencia.

No todos los planetas tienen una luna, pero es que, ni
siquiera los que tienen una (o varias) pueden asegurarse los eclipses totales. El
tamaño y la distancia a la luna han de ser los adecuados para que pueda tapar
el Sol. Si es demasiado pequeña o está demasiado lejos, solo podremos
disfrutar de eclipses parciales, donde la luna parece dar un bocado al Sol, y
algún anular, donde el satélite solo logra cubrir el centro de la estrella,
dejando un contorno brillante a su alrededor.

Fecha de caducidad

Las noches en pleno día son algo propio de nuestro sistema
solar, pero no para siempre, porque nuestra Luna se escapa. Cada año se
aleja de nosotros 3,82 centímetros. Eso significa que, en unos cientos de
millones de años, los eclipses totales se extinguirán.

Pero, tranquilo, porque todavía queda mucho para que eso
ocurra, así que disfrutemos de nuestro peculiar vecindario cósmico y de este
momento privilegiado donde no solo tenemos eclipses, sino que ahora los
comprendemos y podemos disfrutarlos en todo su esplendor.

QUE NO TE LA CUELEN:

Solo hay una forma geométrica capaz de proyectar círculos
perfectos sin importar desde donde sea iluminada, y esa es la esfera. Un
círculo, con sus dos dimensiones, tendría que ser iluminado de forma
perfectamente perpendicular para que nos parezca una elipse. De hecho, ni
siquiera la mayoría de terraplanistas niegan que el Sol y la Luna sean
esféricos, por lo que comparando las características de la silueta que se
proyecta en un eclipse de Sol (donde ambos cuerpos son esféricos) con un eclipse
de Luna (donde la sombra es relativamente idéntica) podemos reforzar la idea de
que, efectivamente, la Tierra es esférica. Cosa que deberíamos tener clara en
este nuestro siglo XXI.

REFERENCIAS (MLA):

“Future
Eclipses – Science@NASA.” Science@NASA, 1.
Accedido el 8 de abril de
2024.“2024 Total
Solar Eclipse Broadcast – Science@NASA.”
Science@NASA, 2. Accedido el 8
de abril de 2024.

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