Este martes por la noche, la Reina Sofía ha sido ingresada en
la clínica Ruber de Madrid aquejada de una infección en el tracto urinario. La
preocupación era grande cuando, desde Casa Real y de forma oficial, se daba a
conocer el ingreso hospitalario de la Emérita, sin ofrecer mayores detalles.
Poco después se ha podido saber que la evolución de la esposa del Rey Juan
Carlos I está siendo “muy rápida y favorable”, lo que vendría a calmar las
aguas, mientras ella continúa aguardando una recuperación que le permita salir
del centro médico. Pero, mientras sigue bajo los cuidados de los profesionales
médicos, ha sido su hijo, el Rey Felipe VI, quien ha tenido que desplazarse
hasta el hospital para conocer en primera persona cómo se encuentra. Eso sí, ha
llamado la atención que no le acompañase la Reina Letizia.
En torno a las 17 horas de este miércoles, el monarca se ha
personado por sorpresa en la clínica madrileña en la que se recupera su madre.
Lo hacía en vehículo oficial y entrando directamente por la puerta principal
para estar un tiempo con la reina Sofía junto a su cama. Eso sí, ha estado en
el interior del centro tan solo 20 minutos, como así se preveía por los
movimientos que realizaba el coche en el que ha llegado. En vez de aparcar y
aguardar al Rey, en su lugar se mantuvo en marcha dando vueltas por las
inmediaciones del centro, para así poner rápidamente rumbo de nuevo a Zarzuela,
con la tranquilidad de haberla visto en persona.
Es por eso que los gráficos están esperando su salida,
ansiosos por ver en su rostro un signo que les haga comprender el estado real
de la reina Emérita, ante la falta de mayores detalles sobre su evolución que
se limitan a afirmar que es “rápida y favorable”. Y es que la cara del Rey
Felipe VI ha sido también clave a la hora de interpretar su inquietud en su llegada,
pues su seriedad ha llamado mucho la atención. Nada más poner fin a sus
compromisos de la agenda oficial al recibir audiencias con autoridades y cargos
militares, puso rumbo a la clínica en la que su madre continúa en observación.
No está siendo una semana sencilla para la Familia Real
española. Comenzó este lunes con los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, junto
a sus hijos, Cristina, Elena y Felipe, haciendo piña en el funeral en memoria
del desaparecido Fernando Gómez-Acebo en la Iglesia Catedral de las Fuerzas
Armadas de Madrid. Esta aparición pública vino seguida de ríos de tinta y
comentarios varios, pero en la sombra la familia estaba preocupada por la
indisposición de la Reina Sofía, que finalmente tuvo que ser ingresada en la
noche del martes aquejada de una infección en el tracto urinario. Continúa bajo
observación y siguiendo las pautas marcadas por los médicos para que su
evolución sea “rápida y favorable”, como así mantiene que está siendo. Pero su
hijo no ha querido conformarse con la versión oficial y ha preferido visitarla
en persona para darle un beso e insuflarle ánimos, aunque tan solo haya podido
permanecer con ella 20 minutos.
