El verdadero Gibraltar español: Así es el pueblo catalán ubicado en territorio francés

El verdadero Gibraltar español: Así es el pueblo catalán ubicado en territorio francés

Un pueblo rodeado de soldados de un imperio que dominaba el mundo. Así era la aldea de Astérix y Obélix, los personajes creados por René Goscinny y Albert Uderzo que han hecho pasar grandes ratos a los más jóvenes de todo el mundo y cuyas aventuras han sido llevadas al cine. Lo cierto es que Goscinny y Uderzo podrían haberse inspirado en la historia de un singular pueblo español ubicado en territorio francés y al que sólo se puede acceder por una pequeña carretera.

Situado en el valle de la Cerdaña (Pirineos), a 1.223 metros de altura, Llívia es un pueblo único, con mucha historia, marcada por errores burocráticos, varios lugares de interés y muchas curiosidades. La primera de ellas es que para acceder a él sólo se puede hacer a través de la N-154, desde la localidad gerundense de Puigcerdá, una carretera de titularidad española que atraviesa la frontera hasta llegar a la localidad.

 

Pero, ¿cómo es posible que haya un pueblo español el territorio francés? Para conocer la causa hay que remontarse al año 1659. Aunque el conflicto bélico podría formar parte de las Guerra de los 30 años, la guerra entre España y Francia tuvo identidad propia y se prolongó más allá de la Paz de Westalia, que dio por terminada la guerra en Europa. Pero los problemas de España y Francia continuaron. cabe recordar que los problemas entre ambos países comenzaron con el final del mandato del reinado de los Reyes Católicos. A partir de ese siglo España comenzó a ser un imperio, con las conquistas de América, y sus conquistas en Flandes e Italia. Francia se sentía encajonada. estaba rodeada de territorio español por todas partes y temía caer bajo su dominio.

Así comenzó el conflicto que se prolongó desde 1635 a 1659 y terminó con la Paz de los Pirineos. Como consecuencia del tratado, Felipe IV cedió a Luis XIV 33 territorios. muchos de ellos situados en las comarcas catalanas, incluida Llívia.

Pero Llívia era una villa real y no un pueblo, por lo que quedaba fuera del acuerdo. Las delegaciones diplomáticas de ambos países estuvieron muy presionadas para cerrar el pacto cuanto antes y pactaron tomar una decisión salomónica: añadir un anexo llamado Tratado de Llívia, por el que se dejaba la territorialidad española a cambio de que la localidad no pudiera fortificarse. Se convertía así en el Gibraltar español en Francia.

Pero Llívia era un pueblo rebelde e hizo la guerra por su cuenta contra los franceses -que nunca fueron muy amigables con ellos-, lo que dio origen a una absurda y curiosa batalla: la Guerra de los Stop, un conflicto se que produjo en los años 70 del pasado siglo. La carretera española sólo podía ser usada por vehículos con matrícula española (en 1995, con la entrada de el tratado Schengen se levantó esta limitación).

Francia decidió construir dos carreteras que cruzaban la que unía Llívia con España. En esas vías, colocó varias señales de Stop, que daban prioridad a los conductores franceses y obligaban a los españoles a detenerse para cederles el paso en varios puntos. esta medida no gustó nada a los vecinos de la localidad gerundense y comenzaron a arrancar las señales de Stop. Señal que plantaban las autoridades francesas, señal que arrancaban. Este tira y afloja se prolongó durante varios años, hasta que en 1980 España financió la construcción de un puente sobre una carretera -cuyo mantenimiento correría a cargo de Francia- y las autoridades galas cedieron y le dieron prioridad a los que circulaban desde territorio español.

El conflicto terminó en 2001, año en el que se construyó una rotonda en la zona conflictiva.

 

Otras cosas que hacen de Llivia una localidad única

Además de ser una pequeña aldea gala en territorio hostil, el municipio gerundense es célebre por otros motivos. En primer lugar, tiene el honor de ser la localidad con la farmacia más antigua de Europa. De hecho, se abrió en 1415 y fue la primera del continente. Además, posee un un récord Guinness por haber formado con velas (más de 81.000) la estelada más grande del mundo.

En 2017, Llivia fue considerado el primer pueblo que se había logrado independizar en España. Así lo publicó el «The New York Times», que le dedico un amplio reportaje en el mostraba cómo sus habitantes se habían sentido siempre independientes, ajenos a los que ocurría en la península. De hecho, en el referéndum ilegal del 1O 561 de los 591 votos recogidos estaban a favor de la independencia.

 

Pero más allá de la historia, Llivia es uno de los lugares preferidos por los catalanes y aragoneses para pasar un fin de semana en invierno y en verano. Rodeado de pistas de esquí, origen de numerosas rutas de senderismo y sus paisajes montañosos únicos, han hecho crecer el turismo en la zona durante los últimos años. Además, la localidad es de gran belleza, con casas elaboradas con madera, piedra y pizarra y está rodeado por las aguas del río Segre.

El castillo de la localidad es conocido por una antigua leyenda, que recuerda que en donde se eleva la fortificación había una cueva en la que vivía un aterrador dragón, que mantenía aterrorizados a los habitantes de la región y a sus reses hasta que un valiente caballero llamado Llívia llegó al lugar, se enamoró de sus encantos y decidió que tenía que acabar con el yugo del dragón. Para ello, partió hacia el castillo con una larga lanza y un escudo con una cruz roja pintada, que llamó tanto la atención del fogoso animal que le hizo bajar la guardia y permitió el Llivia lo derrotara.

Para conmemorar la hazaña, levantó una fortaleza en el lugar de la cueva y le puso su nombre. El castillo, que ofrece unas vistas espectaculares de toda la Cerdaña, fue derribado por orden del rey Luis XI en 1479, aún se conservan restos de sus tres recintos y cuatro torres defensivas, así como el foso que lo rodea.

 

Otros lugares de interés de Llivia

Iglesia de la Madre de Dios de los Ángeles se ubica en la plaza de la iglesia. Se construyó en el siglo XVI, mientras el municipio se recuperaba de la derrota militar con Francia que asedió la localidad durante 13 meses y que supuso la destrucción del castillo. La principal característica de la iglesia es su única nave, con cinco capillas laterales. La fachada está flanqueada por dos torres circulares, que le dan cierto aspecto de fortaleza. Una vez dentro, se pueden contemplar varias joyas: Un órgano de diseño catalán, pinturas murales del siglo XVII, una talla del Santo Cristo de Llívia (siglo XIII) y dos retablos

Otro de los tesoros desconocidos de esta pequeña localidad pirenaica es el Foro Romano, un verdadero tesoro arqueológico. Situado en la parte más alta del municipio, justo detrás de la iglesia, se ubica el pueblo romano de Iulia Libica. El Foro, construido durante el siglo I dC, es la zona en la que estaban todos los edificios administrativos de la antigua ciudad romana. Entre estos edificios, los arqueólogos han encontrado los restos de un antiguo templo religioso.

Otro de los lugares emblemáticos de Llivia es la Farmacia de Esteve, que actualmente alberga el museo municipal. En este museo está la farmacia más antigua de Europa.

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