La historia política reciente de Eslovaquia es también la de su primer ministro, Robert Fico. Y esta ha quedado marcada por dos tiroteos: el que forzó su dimisión en 2018 y el que casi lo mata esta semana. El primer intento de magnicidio en Europa en décadas ha conmocionado a la Unión en un momento de alta volatilidad. Supone además un aviso de que la polarización y la agresividad retórica, muy arraigadas en Eslovaquia, pueden cristalizar en violencia real.