Espartaco y Nerón

Espartaco y Nerón

El problema de España es que el Gobierno se cree Espartaco, el esclavo rebelde que cita a menudo Yolanda Díaz, y la oposición piensa que es Nerón, el tirano populista que arruinó las finanzas públicas. Ninguna de estas dos comparaciones es correcta, pero la actualidad presenta un paralelismo inquietante con la historia de Roma: tras cinco centurias, la mayestática República cayó porque sus actores políticos, encabezados por Julio César, abandonaron las viejas convenciones y empezaron a jugar sucio contra sus adversarios. No fue la ideología, o la innata inmoralidad, de los dos grandes partidos, los populares y los optimates, sino las prácticas de sus líderes, que inundaron de fango el foro de debate público. Ningún bando era intrínsecamente malo, pero ambos acabaron cometiendo atrocidades y entregándose a caudillos.

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