El mundo atraviesa una fase de cambios turbulentos, con el brutal desafío lanzado por Rusia, la descarnada competición entre China y Estados Unidos y una revolución tecnológica de consecuencias imprevisibles. A todo esto podría añadirse, en noviembre, el regreso a la Casa Blanca de un Donald Trump que muestra escaso o nulo interés en los compromisos de defensa mutua de la OTAN. En este escenario, la Unión Europea debe avanzar de forma decidida hacia una evolución de su proyecto común.