Inflación de un dígito

Inflación de un dígito

La tasa de inflación mensual de la Argentina se ha reducido hasta el 8,8% en abril. Se trata de un dato todavía altísimo -si se mantuviera este ritmo de aumento mensual de los precios durante todo un año, la inflación anual sería del 175%- pero, a la vez, el más reducido desde octubre. En octubre de 2023 fue del 8,3%; en noviembre, del 12,8%; en diciembre, del 25,5%; en enero, del 20,6%; en febrero, del 13,2%; en marzo, del 11%; y en abril, como decimos, del 8,8%. Y a pesar de que este último dato ponga de manifiesto una tendencia hacia la moderación de la inflación, los hay que pretenden restarle mérito e importancia arguyendo que, durante muchos meses de 2023, la tasa de inflación intermensual bajo el peronismo fue inferior al 8,8%: no sólo en el ya mencionado mes de octubre, sino también en junio o julio cuando apenas superó el 6%.

O expresado de otro modo: si el 8,8% de Milei es un guarismo relativamente bueno, los 6% o 7% que logró el peronismo en 2023 deberían ser guarismos excelentes. Sin embargo, existen tres diferencias clave entre los datos de inflación de Massa y los datos de inflación de Milei que no deben soslayarse. La primera es la tendencia: la inflación mensual de Massa tendía a incrementarse a lo largo de los meses, mientras que la inflación mensual de Milei baja mes tras mes. La segunda es el contexto regulatorio: el gobierno de Massa reprimió regulatoriamente la inflación para ocultarla estadísticamente (el caso más obvio es el del tipo de cambio oficial del peso, cuya brecha con el tipo de cambio real llegó a ser del 200%), mientras que Milei ha eliminado casi todos los controles de precios (la brecha cambiaria, por ejemplo, ya es prácticamente nula). Y la tercera es la dinámica subyacente: Milei ha conseguido anclar el valor del peso gracias al superávit presupuestario (por eso, mes tras mes la inflación se reduce), mientras que, con Massa, no existía ningún ancla al valor del peso, de ahí que fuera vagando erráticamente hacia cotas cada vez más bajas. Por ello, las cifras de inflación de Milei, aun siendo inaceptablemente altas, sí parecen constituir una luz al final del túnel inflacionario.

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