Familiares y seres queridos de la princesa Ira de Fürstenberg se han reunido este miércoles para llorar su pérdida y rezar por el
eterno descanso de su alma. Así, con la Real Basílica de San Francisco el
Grande de Madrid como telón de fondo, se han dado cita un gran número de
rostros conocidos de la alta sociedad patria, entre las que destacaba Isabel Preysler. Y no solo por ser una de las más populares para el público en
general, sino también especialmente por su llamativo look, un traje de chaqueta
en color malva que ha llamado poderosamente la atención de los allí presentes,
además de la prensa que trataba de cubrir la llegada de los asistentes al acto
religioso.
La hija del príncipe Tassilo de Fürstenberg y Clara Agnelli,
cuyo nombre real es Virginia Carolina Tereza Pancrazia Galdina von Fürstenberg, perdió la vida el pasado 19 de febrero en Roma, a los 83 años. Pasó gran parte
de su vida en suelo patrio, encontrando en Marbella el mejor refugio para
disfrutar de las mieles que ofrece la existencia terrenal. Algo que compartió
con buenos amigos, que en la tarde de este miércoles se han dado cita en Madrid
para decirle adiós, muchos de ellos considerados lo más granado de la alta
sociedad española. Y es que entre sus allegados están grandes nombres de la
aristocracia y del poder patrio.
Entre las personalidades más destacadas en el funeral de la
princesa Ira de Fürstenberg, nieta del fundador de Fiat, se encontraba no solo
Isabel Preysler. También nombres propios como Jaime de Marichalar, Pilar
González de Gregorio y Álvarez de Toledo o Alfonso Diez, que coincidió en el
acto religioso con los hijos de la duquesa de Alba, Fernando y Eugenia Martínez de Irujo, arropada por su marido, Narcís Rebollo.
También Carmen Lomana, Jaime Martínez Bordiú, Kike Sarasola,
Teresa de la Cierva o Francesa Thyssen, hija del desaparecido varón. Todos
ellos acudieron a la cita en la Real Basílica de San Francisco el Grande de
Madrid tras recibir la invitación del heredero de la fortuna Fürstenberg, su
hijo, Hubertus de Hohenlohe, así como de su esposa, Simona Gandolfi. Estos
desearon brindar la oportunidad a los amigos de su madre que pudiesen decirle
adiós, pues no todos pudieron hacerlo en su día en la capital italiana.
Ahora han tenido ocasión de llorar su pérdida,
reunirse con su familia para darles el pésame en persona y juntarse a recordar
los buenos momentos vividos junto a ella, con la Costa del Sol siempre como
telón de fondo de anécdotas que siempre tendrán un sabor especial gracias a la
simpatía que desprendía la princesa Ira de Fürstenberg.
