Juan Luis Cebrián

Juan Luis Cebrián

Fundó el diario El País. Lo dirigió doce años. Lo presidió muchos más. Vio con claridad, tras el fin de la dictadura de Franco, lo que, periodísticamente, necesitaba España: un diario que se convirtiera en el faro del centro izquierda. Y construyó, poco a poco, ese periódico con aciertos incontables. A mí me correspondió dirigir en aquella época el ABC verdadero, diario que iluminaba el centro derecha. Durante largos años los españoles asistieron a la competencia entre los dos periódicos. Cebrián fue sagaz, lúcido, trabajador incansable, uno de los grandes profesionales que ha dado el periodismo español en los últimos cien años.

Negar todo lo que acabo de decir significaría tanto como rechazar la evidencia. El diario El País existe sustancialmente porque lo fundó Cebrián, lo creó Cebrián, lo dirigió Cebrián, Cebrián lo instaló en la cúspide no solo del periodismo nacional, también del internacional. Cuando los nuevos directivos de Prisa le nombraron Presidente de Honor de El País no hicieron otra cosa que reconocer una realidad incontestable.

Por eso me ha dejado estupefacto que Juan Luis Cebrián haya sido destituido precisamente de esa presidencia de honor de El País. ¡Qué error, qué inmenso error! ¡Qué disparate! Desconozco si existen presiones políticas para semejante decisión, pero la independencia profesional exige, en todo caso, no plegarse a ellas.

La primera función del periodismo consiste en administrar un derecho ajeno: el que tiene la ciudadanía a la información. La segunda función reside en el ejercicio del contrapoder, es decir, elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar al poder cuando el poder se equivoca, denunciar al poder cuando el poder abusa. Y no sólo al poder político, también al poder económico, al poder religioso, al poder sindical, al poder universitario, al poder cultural, al poder deportivo…

Se podrá coincidir con Juan Luis Cebrián o se podrá discrepar de él. Pero la objetividad exige reconocer que ha atendido siempre a la doble función del periodismo y, por supuesto, aplaudir su alta calidad periodística y su irreprochable profesionalidad a lo largo de toda la vida, cargadas como están sus espaldas de mil éxitos y, entre ellos, el principal: la fundación y la creación de El País, del que siempre será para los lectores Presidente de Honor.

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