Junts traslada su campaña al cuartel electoral de Puigdemont en el sur de Francia

Junts traslada su campaña al cuartel electoral de Puigdemont en el sur de Francia

Las prisas por la cita electoral catalana han acelerado la mudanza de Carles Puigdemont, que se ha trasladado de Bélgica al sur de Francia. Él mismo ha dicho que aún tiene algunas cosas por recoger de la Casa de la República en Waterloo, la que ha sido su residencia en los últimos seis años y medio —desde que en 2017 se marchó de España para evitar rendir cuentas ante la justicia—. Pero ahora se ha instalado en la zona del Vallespir, en las cercanías de la localidad francesa de Ceret, y allí prepara su base de operaciones para tratar de regresar al Gobierno de la Generalitat. Con la amnistía en el alero, Puigdemont se fortifica.

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Los últimos días de Waterloo

Carles Puigdemont ha cerrado la puerta de su casa en Waterloo, a las afueras de Bruselas, pero todavía no entrega las llaves. La bandera catalana y la europea siguen ondeando junto a la casona de ladrillo, en cuya entrada también continúa pegada la placa que informa a los curiosos que se acercan —bastantes menos que hace unos años— de que se trata de la “Casa de la República Catalana”. Un hombre que guarda la vivienda, convertida los últimos seis años y medio en el símbolo de la fuga del expresident —el “exilio” en el relato independentista—, asegura: “Todo sigue igual”. Al menos por el momento. 

El chalé, situado en un aburrido barrio residencial de esta localidad famosa porque en ella se produjo la derrota definitiva de Napoleón, seguirá siendo utilizado como residencia por Puigdemont cuando se vea obligado a acudir a la capital belga por trabajo, ya que aún es eurodiputado. Hasta nuevo aviso, seguirá siendo también la sede de su autoproclamado Consell de la República, una especie de gobierno paralelo al oficial de la Generalitat. Su web ni siquiera ha actualizado su presentación, donde la describe como “la residencia oficial en el exilio del 130º presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont”.

“La Casa de la República no está cerrada”, confirmaba esta semana en el Parlamento Europeo de Bruselas el propio Puigdemont, que regresó desde el sur de Francia para participar en la penúltima sesión plenaria de la Eurocámara. Todo ha sido tan rápido, reconocía sobre la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña, que sus planes se han precipitado. Aunque ya está instalado en el sur de Francia, mucho más cerca de la frontera española, su residencia oficial a las afueras de Bruselas sigue funcionando. “Cumpliré mi mandato de eurodiputado hasta el último día (…) Tengo previsto ir al último pleno en Estrasburgo y cumplir mis obligaciones”, dijo también esta semana. La mudanza definitiva quedará, indicó, para “después de las elecciones”. Aunque él asegura que no tiene un plan b tras los comicios, Waterloo, por el momento, lo seguirá esperando.

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