Hace una década que salió a la luz el proyecto Celera, una aceleradora de talento que otorga cada año una beca especial a 10 jóvenes talentos. Brinda a los seleccionados la oportunidad de participar en su programa de tres años para sacar el máximo potencial que hay en ellos.
Esta aceleradora tiene como partners a la Fundación Rafael del Pino, a la Fundación Banco Sabadell y a la Fundación Francisco Soria Melguizo. Se definen como una captadora de talento que se centra en las personas, y no en proyectos concretos.
Desde La Razón, hemos podido contactar con Alba Rubio Canalejas, una joven de 30 años con experiencia internacional en el mundo de la divulgación científica.
Alba, microbióloga
Alba nació en Toledo y estudió en Quintanar de la Orden (provincia de Toledo), un municipio de apenas 11.000 habitantes. Desde bien pequeña, supo que su pasión era la ciencia, y que gustaría compartirla con el resto del mundo.
Después de terminar bachillerato, se acabó decantando por la carrera de biotecnología en Salamanca. Tras cuatro años, hizo las maletas y se fue a Países Bajos a realizar un máster, para luego volver a España, concretamente al Instituto de Ingeniería de Cataluña y trabajar allí con una beca en investigación microbacteriana.
Decidió participar en el concurso anual que organiza Celera porque, según dice, nunca se cansa de aprender y mejorar como profesional. Prueba tras prueba, fue pasando todo los cortes hasta que un jurado de expertos la seleccionó como una de las afortunadas en participar en su programa de tres años. Alba confiesa que se siente profundamente agradecida por la oportunidad, ya que fue escogida de entre cientos de otros grandes talentos.
Cree que tomaron en cuenta su candidatura por encima de otras porque no tuvieron en cuenta solamente la trayectoria y los posibles proyectos que ella pudiera realizar, sino porque vieron en ella algo, un capital humano especial, un talento personal y muchas ganas de seguir creciendo profesionalmente.
Tal y como nos contaba Alba, su potencial a desarrollar lo irá descubriendo a lo largo de los tres años que dura el programa de ayuda al talento de Celeras, pero quiere centrarse en su tema: la divulgación y el compromiso social con la ciencia, más allá de las academias. Desde su época como universitaria, Alba se ha dedicado a dar charlas para dar a conocer la ciencia entre adultos primero, y niños después.
Su tarea como divulgadora
Según asegura, cuesta mucho más hacer entender conceptos a los adultos que a los menores de edad, ya que las personas más mayores también acuden más llenas de prejuicios y falsas ideas acerca de la ciencia. Sin embargo, los niños suelen ser más receptivos y tienen mayor predisposición a escuchar y razonar, sin caer en posturas monolíticas inamovibles.
Como anécdota, Alba explicaba cómo intenta hacer entender a los niños a los que suele dar charlas que algunas frutas, al contrario de lo que suele dictar la intuición humana con el “más grande igual a más complejo”, tienen mayores cantidades de material genético.
La mejor manera de sacar a una persona de una idea equívoca y sin fundamento es, afirma, evidenciar los fallos de dicha idea e invitar a reflexionar sobre el asunto en base a los conocimientos científicos que se tienen al respecto.
En cuanto al por qué los adultos tienen mayor cerrazón e invariabilidad de posturas mentales, Alba lo achaca a que muchos de ellos no recibieron la educación científica adecuada mientras estudiaban.
Su futuro en el proyecto
Alba nos confesó a La Razón que su principal objetivo es aprovechar al máximo los próximos tres años y sacarle el mayor partido posible a la oportunidad que le brinda la aceleradora de talento Celera para convertirse no solo en una mejor profesional, sino también en una mejor persona. Busca encontrar durante este tiempo un propósito y un proyecto de vida, y pretende hacer acopio de valor para dar el salto a la divulgación científica a través de las redes sociales, no solo en centros educativos.
Cada año, la aceleradora de talento Celera selecciona a 10 de los jóvenes más talentosos de toda España para que participen en su programa de tres años de manera completamente gratuita. Javier García, fundador y director de la institución, la definía como “un regalo, un programa de crecimiento personal totalmente gratuito cuyo mayor valor son las personas que forman parte de él. Es precisamente el enorme potencial de la comunidad de Celera lo que ha motivado a algunos de nuestros jóvenes a emprender”.
