Las octavillas están impresas. El ejército israelí tenía previsto lanzarlas esta semana sobre Rafah para ordenar a más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza que abandonasen su último y precario refugio, según la radio pública israelí. Poco antes, el Ministerio de Defensa había publicado un concurso público para adquirir 40.000 tiendas de campaña que podría acomodar a 480.000 personas, 12 en cada una. En esto llegó el inédito ataque iraní contra Israel, el pasado sábado, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, dio marcha atrás, para no incomodar a Estados Unidos, el aliado que acababa de derribar la mayoría de los drones y misiles que lanzó Teherán y que considera “un gran error” invadir Rafah.