La espectactular villa situada entre ríos y bosques

La espectactular villa situada entre ríos y bosques

España destaca por su riqueza natural y patrimonial. Muchos son los pueblos que cuentan con bellos parajes y joyas arquitectónicas. Una de las zonas más bellas de nuestro país es las Arribes del Duero, que cuenta con espectaculares pueblos, entre los que destaca una impresionante villa situada entre ríos y bosques. En el oeste de Zamora y Salamanca, donde el Duero se hace
frontera con Portugal y se encajona formando los cañones más profundos y
extensos -casi un centenar de kilómetros- de toda la Península Ibérica, se
encuentra la comarca de Arribes del Duero. Un espacio natural privilegiado en
el que destacan la belleza agreste de su paisaje Granítico y una rica y variada
fauna y flora.

El relieve de Arribes pertenece al dominio del Zócalo
Paleozoico y está constituido fundamentalmente por granitos y granodioritas.
Sus paisajes más bellos y escabrosos han sido formados por los ríos Duero,
Huebra, Tormes, Camaces y Uces. En el cañón de este último se localiza una de
las cascadas más bellas y espectaculares de toda la Península: el Pozo de los Humos, donde el agua cae desde más de 50 metros.

 

Este Espacio Natural se caracteriza por unas peculiares
características topográficas, correspondientes a un valle encajado, resguardado
de los vientos y con mucha insolación, lo que se traduce en una temperatura
media anual suave, la inexistencia de heladas a lo largo del año, y unas
ciertas condiciones de humedad (precipitación media en torno a los 700 mm/año).
Todos estos rasgos dan lugar a una riquísima comunidad vegetal, caracterizada
por la gran abundancia de especies típicamente mediterráneas, donde destacan
cultivos impropios para esta latitud como: olivo, vid, almendro, frutales.
Junto al “arribe” propiamente dicho, aparece la penillanura,
destinada al cultivo del cereal, principalmente centeno, en alternancia con
pastos agostantes y semiagostantes. Cuando la tierra de labor ha sido
abandonada, se cubre con el matorral en el que se intercalan enebros, encina,
quejigos, alcornoques, acompañados de gramíneas y labiadas.

 

Los cortados y las formaciones de roquedos de las márgenes
fluviales resultan el biotopo más característico de este Espacio Natural, donde
se localizan las especies de mayor valor faunístico que se corresponden con las
aves, especial relevancia adquieren buitre común, águila real, águila
perdicera, cigüeña negra, alimoche, halcón peregrino, sin olvidar otras
especies de interés como águila culebrera, águila calzada, búho real, chova
piquirroja, vencejo real, roquero solitario, collalba rubia… Destaca también
la presencia de una gran riqueza de peces (barbo, carpines, bermejuela, boga,
colmilleja, …), reptiles (lagarto verdinegro, eslizón ibérico, culebra de
herradura, lagartija colirroja, …) y mamíferos (nutria, garduña, gineta,
jabalí, zorro, …). La comunidad de anfibios tiene especies como el tritón
jaspeado, tritón ibérico, rana común, sapo corredor o el sapillo pintojo.

Pues una de las villas de esta zona que se ha puesto de
moda, y que es muy atractiva para visitar durante un fin de semana es la
localidad salmantina de Ledesma, ubicada en la ribera del río Tormes y cerca
del Parque Natural de los Arribes. Desde el 2018 está catalogada como uno Los Pueblos Más
Bonitos de España y pertenece desde entonces a la asociación homónima. El
galardón fue otorgado con el objetivo de celebrar y preservar su patrimonio
cultural, natural y rural, además de hacerlo visible y atractivo paraurismo. Antes su belleza no pasó desapercibida, y desde el año 1975
ostenta la distinción de Conjunto Histórico Artístico.

 

Se piensa que Ledesma estuvo poblada desde tiempos prehistóricos y luego se convirtió en un castro vetón conocido con el nombre de Bletisama. Además, fue una ciudad romana de cierta importancia y se han
hallado algunos restos importantes. La presencia musulmana es recordada por una
leyenda de gran arraigo en esta villa que cuenta el martirio de Nicolasín, hijo
del señor árabe de Ledesma, que se había convertido al cristianismo y de los
clérigos que lo habían bautizado.

Con Fernando II de León llega la repoblación definitiva así
como la construcción de la muralla además del otorgamiento del Fuero en 1161. A
partir de ese momento se inicia en la villa una etapa de esplendor
convirtiéndose en un destacado centro político y en un punto estratégico de
gran importancia para la comunicación entre los territorios del Norte y Este de
León, además de articular las relaciones de los núcleos circundantes, dado que
en el vado del Tormes, al pie de la villa se entrecruzaban distintas vías
pecuarias.

Suceden años en los que la Ledesma medieval gana y pierde su
condición señorial según los avatares históricos hasta que en 1462 el rey
Enrique IV cede el dominio a su favorito don Beltrán de la Cueva, duque de
Alburquerque, que se convierte en el primer conde de Ledesma e impone su escudo
a la Villa que, desde ese momento y hasta la disolución del régimen señorial en
el siglo XIX, pertenecerá a sus legítimos descendientes.

En la actualidad se ha convertido en un referente turístico,
al contar con numerosos atractivos patrimoniales y medioambientales:

– Puente viejo: Es de origen medieval y anuncia que lo que
aquí hubo fue una importante villa. Es un puente corto, por la referida
estrechez del cauce, pero muy alto.

– Puente Mocho: Su construcción se ha atribuido repetidamente
a época romana, no tanto por su propia fábrica, que parece muy modificada en
época medieval, especialmente los tajamares, cuanto por la existencia asociada
al puente de restos bien conservados de calzada, formando parte de una vía de
comunicación entre las localidades de Ledesma y Zamora (Bletisama-Ocelo Dori).
El puente, en su configuración actual y salvando las dificultades inherentes
siempre a la datación de estos monumentos, parece en su conjunto obra medieval,
y los tajamares, escalonados y en forma de huso, de época moderna.

 

Se trata de un puente de cinco arcos de medio punto, el
central de mayores dimensiones, con cuatro tajamares aguas arriba, escalonados
y de planta triangular. La fábrica es de sillería de granito, excepto los
pretiles, de mampostería trabada con argamasa. Tiene 71 metros de longitud,
5,70 metros de altura máxima y anchura de 3,50 metros, informa Wikipedia.

– Ermita de la Virgen del Carmen: Acoge a la patrona de
Ledesma, y data del siglo XVI aunque posteriormente ha sido remodelada. Es de
planta rectangular, está realizada en sillería su portada principal. En el
interior se encuentra un pequeño retablo de mediados del siglo XVII de estilo
barroco, la imagen de la Virgen del Carmen patrona de Ledesma de finales del
siglo XVI, y las de San Lázaro y Santa Bárbara de finales del siglo XVII.

– Castillo: Conocido como “La Fortaleza”, se levanta al
sudoeste de la población, alejado del río, con el fin de defender el espacio
que la orografía deja al descubierto. Sus orígenes se remontan a tiempos de Fernando II de León
(siglo XII), si bien adquiere la forma definitiva con el primer Conde de Ledesma,
Don Beltrán de la Cueva, quien en el siglo XV otorga escudo a la villa, como
puede apreciarse en la puerta norte de la edificación.

 

Resulta imponente la imagen del castillo, apoyado sobre la
roca granítica que le da solidez. El recinto es de planta irregular,
trapezoidal, y está construido en mampuesto y sillares de granito. Hacia el
sur, el conjunto resulta muy armonioso, totalmente pétreo, con una puerta de
arco apuntado flanqueada por dos torreones.

– Muralla: Del recinto amurallado se conserva en buen estado
la Puerta de San Nicolás, cuyo nombre es debido a ser el lugar donde la
tradición ubica el martirio de San Nicolasín.

– Verraco: En la Plaza de la Fortaleza, espacio ajardinado y
de ocio de Ledesma, junto al castillo, se encuentra el verraco celtibérico. Se
cuenta que en Ledesma hubo varios de estos verracos y que fueron arrojados al
río. Lo cierto es que éste apareció en los años 50 del siglo XX cuando se
construían unas escuelas.

– Iglesia de Santa María La Mayor: Se encuentra en la Plaza
Mayor de la localidad y se trata de una construcción maciza realizada en buena
parte en estilo gótico hispano-flamenco entre finales del siglo XV y principios
del XVI. La nave se abre con bóvedas de crucería con terceletes, levantándose a
sus pies la tribuna sobre un gran arco escarzano.

Exteriormente destaca la portada sur, con decoración de
bolas en sus arquivoltas, flanqueadas por pilares rematados en pináculos. La
torre consta de tres cuerpos correspondientes a distintas épocas, siendo el más
antiguo el inferior, abierto a la calle por una bóveda de cañón apuntado. El
cuerpo superior se culmina con una balaustrada renacentista y espadaña barroca. Está
construida de piedra pajarilla.

– Hospital de San José: Se fundó en el siglo XV como una
institución benéfica situada cerca del pasadizo que hay bajo la torre
campanario de de la iglesia parroquial de Santa María. En el siglo XVIII fue
trasladado a su emplazamiento actual, junto al barranco del cañón del río
Tormes. Este edificio de fachada clasicista tiene los escudos de los fundadores
y una grupo escultórico de la Sagrada Familia.

Además, la villa salmantina ofrece una serie de actividades
de ocio para toda la familia, como son el Centro BTT Ledesma es un espacio
turístico para la práctica de la bicicleta de montaña que ofrece una red de
senderos con cien kilómetros balizados, distribuidos en cinco rutas señalizadas
y clasificadas según su nivel de dificultad.

 

También la localidad la ha sido considerada históricamente como
una encrucijada de caminos. Hasta ella llegaban y de aquí partían numerosas
vías que comunicaban la Tierra de Ledesma con el resto de la región. La mayor
parte eran fundamentalmente caminos de carácter pecuario (cañadas, cordeles,
veredas…) que, con el devenir del tiempo y el decaimiento de los antiguos
mercados, habían quedado en desuso.

Por ello, con el ánimo de poder dar a conocer la belleza del
entorno por el que discurren y facilitar el ejercicio de diferentes
actividades, recientemente algunos de ellos se han recuperado para la práctica
de senderismo. Y, para los interesados en escalar, se han señalizado las
principales zonas de escalada. Además, para que los más pequeños puedan
practicar esta actividad, se ha creado un rocódromo en la trasera del frontón,
dentro del complejo deportivo de Los Cardos.

También Ledesma se encuentra rodeada en una gran parte por
el río Tormes. Ello posibilita la práctica de diversas actividades y deportes
relacionados con el medio acuático, entre los que cabe destacar el piragüismo.
Dadas las condiciones que ofrece el río a su paso por la Villa, con zonas de
aguas tranquilas similares a las de un lago y también tramos con ligeras
corrientes, hacen idónea la práctica de esta actividad para todo tipo de
público: adultos y niños, iniciados y principiantes.

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