La “post sequía” en Andalucía: un déficit del 25% de mano de obra en futuras cosechas

La “post sequía” en Andalucía: un déficit del 25% de mano de obra en futuras cosechas

Manolo trabajaba en la recogida de algodón en la comarca del Bajo Guadalquivir. La sequía lo echó del campo. Tuvo que buscar otra salida laboral. «Tenía que dar de comer a mi familia y cuando surgió una oportunidad tuve que aceptarla», recuerda, sin plantearse por ahora volver atrás. Como él hay miles de personas en toda Andalucía que se han abierto camino en otros ámbitos como la construcción, el turismo, el sector servicios o han emigrado a otros territorios. La falta de agua para el riego, las producciones cada año más cortas y la consiguiente reducción de jornales ha alejado a la mano de obra habitual de las explotaciones agrarias. Ahora que la lluvia ha dado una tregua y elevado las reservas –la CHG ha triplicado la dotación respecto al año pasado–, los agricultores empiezan a ver la luz con los anuncios de mayores dotaciones de agua por parte de las demarcaciones hidrográficas, pero dentro de unos meses se empezará a sufrir la «post sequía».

En los dos últimos años, en los que los efectos de la sequía se han agravado, se han llegado a perder la mitad de los jornales en todos los sectores, según detallaron a LA RAZÓN desde Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía. En algunos, como el arrocero, la cifra ha alcanzado el 90% porque la última cosecha no se pudo siquiera sembrar. Por tanto, se ha producido un evidente perjuicio desde el punto de vista del empleo para miles y miles de familias. El director general de las cooperativas andaluzas, Jaime Martínez-Conradi, calcula de cara al año que viene habrá un 25% menos de mano de obra porque estos trabajadores se han ido a otros ámbitos.

En una reciente jornada sobre agua y sostenibilidad, organizada por Coca-Cola, el dirigente de las cooperativas explicaba, precisamente, que «la próxima campaña nos vamos a encontrar con un problema» pues «como hemos tenido falta de agua, mucha de la población que prestaba servicio en la recogida de cosechas ya no va a estar porque ha tenido que emigrar». Y concluía: «Nos vamos a encontrar con que dentro de unos meses no vamos a tener mano de obra».

En Andalucía, los regantes representan al 30% de la tierras agrarias pero producen el 66% de la renta. «Hay un 70% que produciría lo mismo si tuviese agua», reflexiona Martínez-Conradi, muy didáctico al recordar que «este año nos hemos alarmado con el precio del aceite, que ha subido hasta los diez euros el litro; hasta hace unos años la producción en España rondaba los 1,5 millones de toneladas de aceite y hemos pasado a la mitad. Es la ley de la oferta y la demanda. Si baja la producción, los mercados suben el precio. Si hubiésemos tenido agua, las producción habría sido mayor». Con el agua, por consiguiente, «empieza todo» y con agua, «fuente de riqueza», la comunidad autónoma «seguirá siendo líder en exportaciones y una comunidad no despoblada».

«Esa población asentada en zonas rurales, con agua se hubiese mantenido –prosiguió–; con agua nuestras empresas seguirán siendo líderes y seguiremos manteniendo la población en las zonas rurales pero tiene que ir acompañado de infraestructuras».

[[H2: «Despolitizar el agua» ]]

Para lograrlo, a su juicio, es básico «despolitizar el tema del agua» como en Israel, donde «es un tema más que superado». «Cuando nos visitan y les contamos el problema se echan las manos a la cabeza. Sin tener recursos, ellos son capaces de exportar agua», detalló.

Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, que representa a más de 297.000 socios en 641 sociedades (24 de ellas de segundo grado) con casi 10.500 millones de facturación, mantiene que hace falta «una política hídrica nacional» que aborde el problema desde «un punto de vista global» para que cada territorio pueda sustentar sus producciones en función de la ley de la oferta y la demanda y la competitividad que cada uno tiene en el territorio.

Inversión en desaladora para Marruecos

«No podemos entender cómo a 30 kilómetros de Tarifa tenemos en marcha la construcción de una desaladora con inversiones españolas para competir con productos españoles. Una desaladora que va a dar agua a producciones marroquíes para que entren sus productos en España. Si seguimos haciendo la guerra por nuestra cuenta, difícilmente vamos a poder competir con esas producciones», concluyó.

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