La provincia española que tiene las dos plazas de toros más antiguas del mundo (y no es la que todos piensan)

La provincia española que tiene las dos plazas de toros más antiguas del mundo (y no es la que todos piensan)

Acaba de arrancar la temporada taurina en España. “Las Fallas” valencianas y su masquletá dan el pistoletazo de salida a la fiesta nacional en nuestro país. Además, en estos días se está llevando a cabo una de la ferias más representativas de toda España, la de la “Feria de Abril” de Sevilla, siendo la “Maestranza” el centro neurálgico mundial. Pero para llegar a las corridas de toros que conocemos en la actualidad hay que retroceder unos cuantos siglos atrás, en nuestro país, que es dónde se creó la fiesta nacional. Uno de los principales acontecimientos fue la construcción de la primera plaza de toros del mundo, que fue en un villa salmantina.

Hay quien considera que el origen de la tauromaquia se
encuentra precisamente en la Prehistoria, cuando llegaba el momento de la “Caza del Urus”. Algo que estaría unido a la figura del toro que se representaba en la
pintura rupestre, con un significado de valor material y que suponía una
representación poética sobre la lucha entre el hombre y la bestia. Sin embargo,
la influencia más directa parece venir del Imperio Romano, más concretamente de
su circo, para después desarrollarse en la Edad de Bronce.

Además se considera un arte que nació en España del que se
tiene constancia en el siglo XI. La primera corrida de toros documentada se
sitúa en el año 1128, siglo XII, en la boda de Alfonso VII de Castilla (hijo de
Urraca I de León) y Berenguela de Barcelona. Tuvo lugar en la localidad de
Saldaña (Palencia). La crónica de la época recogía: “…en que casó Alfonso VII
en Saldaña con Doña Berenguela la chica, hija del Conde de Barcelona, entre
otras funciones, hubo también fiestas de toros”.

 

A partir del siglo siguiente, en el XIII, se extiende la
tradición de “correr los toros” para festejar bodas, bautizos, funerales…
Mientras que la nobleza iba a caballo, el pueblo llano corría a pie. Además se
conocen la celebración de festejos taurinos en Ávila y Zamora.

En estos primeros años de festejos, y debido a su carácter
popular, la fiesta de los toros se celebraba en sus inicios en las plazas y
calles, que se acondicionaban con tableros y andamios para poder acomodar al
mayor número de espectadores. Este procedimiento resultaba muy costoso e
inseguro, por lo que a partir del siglo XVII se dotó a los recintos taurinos de
balconadas para alojar a los asistentes.

En el siglo XVIII, el toreo se profesionalizó, y los
empresarios, para obtener mayores ingresos, tuvieron la idea de levantar plazas
de toros en recintos cerrados. Las instalaciones con las que cuenta una plaza
de toros comprenden las zonas destinadas al público, el ruedo dónde se
desarrolla la lidia e instalaciones necesarias para la celebración del festejo
taurino.

Del primer festejo que hay constancia se realizó en 1667 en
una improvisada plaza cerrada con maderas. Después del éxito de las corridas
allí celebradas el duque D. Juan Manuel II concedió el permiso para construir
el coso taurino. Está situada en el monte del Castañar junto al Santuario de
la Virgen del Castañar, a dos kilómetros de la localidad Béjar.

Esta plaza que se configura como un polígono exento
–construcción que no comparte superficies verticales con otro edificio– que
encierra un coso circular de 41 metros de diámetro, construido en 1711 en
piedra y de la denomina “La Ancianita”, con aforo para 3.500 personas, conserva el mismo perímetro y superficie
general, con los chiqueros y dependencias que en su día autorizase el XI duque
de Béjar, Juan Manuel López de Zúñiga.

Tras la primera construcción se reformaron los dos tendidos
existentes a los que se les añadieron asientos de granito en el año 1713. Las
obras fueron costeadas por los vecinos de Béjar, Candelario y La Garganta
instancia de Antonio Algibar y Fernando de la Vega oficiales del Regimiento
Militar de Portugal y sus esposas, hijas de empresarios bejaranos, para poder
tener asientos reservados para los festejos. Los tendidos son los más antiguos
que conserva la plaza y reciben el nombre de Tendido de la Virgen y Tendido de
la Pedriza. Fueron inaugurados en diciembre de 1713 con motivo de una corrida
de toros en conmemoración del la firma del Tratado de Utrech. Los toriles fueron reformados en 1747 por un coste de 1.313
maravedíes, y el 8 de abril de 1776 se contrató a maestros canteros de Portugal
para realizar arreglos en la plaza.

De la segunda mitad del siglo XX datan el edificio principal
de tres plantas que cobija el palco presidencial (1850) de acuerdo con el
contrato firmado el 3 de octubre de 1849 por Luis Pérez Orodea, José López,
Cayetano Medina y Juan Sánchez de Manuel ante Juan Bueno Téllez conservado en
el Archivo Histórico Provincial de Salamanca.

 

Las paredes de los corrales y una puerta para los mismos, la
instalación de seis puertas de chiqueros y una más de arrastre, seis puertas en
la talanquera del ruedo, vigas de refuerzo de la cubierta de los chiqueros y el
suelo de madera en la parte del arrastre en los chiqueros, se construyó la
talanquera interior –burladeros– y se la dotó de estribos, por último se
arregló el palco de autoridades todos ellos construidos en 1879. El presupuesto
de dichas mejoras fue de 18.058 pesetas y fue adjudicado a Victoriano Muñiz
quien rebajó el coste de las obras hasta 16 320 pesetas. El historiador taurino
José Sánchez de Neira menciona que la plaza en 1879 contaba con 5.000
localidades, capacidad que se mantenía en 1881.

En 1896 la plaza de toros presentaba deficiencias por lo que
se inició la rehabilitación de la misma. La licitación fue concedida a Segundo
Cascón por un importe de tres mil pesetas junto con la gestión de la misma. Un
informe del ayuntamiento puso de manifiesto varias deficiencias de la plaza en
1917, por lo que el 29 de abril se presentó un proyecto para afrontar las obras
de mantenimiento de las puertas de los chiqueros, la talanquera del callejón,
el arreglo de la meseta de toriles y del arrastradero por un importe de 8.284
pesetas que sale a subasta junto la adjudicación por diez años de la plaza.
Tras quedar desierta, el ayuntamiento presenta un nuevo pliego que mantiene el
arreglo de las puertas de toriles y la adjudicación de la gestión por cuatro años
que fue adjudicado a Cándido García Sánchez quien lo cede en 1918 a Valeriano
Rodríguez Gómez.

El callejón de la plaza desapareció en 1956 y la plaza en
ese periodo mostraba un evidente deterioro, motivo por el cual el entonces
alcalde Ramón Olleros mandó la restauración del edificio. La plaza fue
restaurada en los años 60 para reparar la talanquera que desapareció en 1956,
los corrales que se perdieron entre 1962 y 1963 más las puertas de chiqueros
elementos construidos en 1879.

Tras fallecer Ramón Olleros en accidente de circulación
junto al aparejador Francisco Fernández Borrego y varios concejales del
ayuntamiento en 1962, las obras de restauración del coso quedaron en suspenso
hasta 1993, año en el que se creó la escuela taller Alaíz, dirigida por Luis
Martín Flores, para abordar la restauración del mismo.

Finalizada la restauración, la plaza fue inaugurada el 9 de
agosto de 1996. Cuenta con taquilla, enfermería y aseos en la planta baja del
edificio. En la primera planta se encuentran tres palcos, una sala de
exposiciones y aseos. En la segunda planta se encuentran una segunda sala de
exposiciones, tres palcos y un aseo. Callejón con dos accesos, tendidos de sol
y sombra, toriles, corrales.

El 11 de julio de 1997 aparece la plaza en la resolución del
25 de junio del mismo año de la Dirección General de Patrimonio y Promoción
Cultural de la Consejería de Educación y Cultura, por la que se acuerda sobre
la base de los datos anteriores la declaración de Bien de Interés Cultural de
la plaza de toros de la ciudad de Béjar.

Actualmente el edificio que alberga el palco presidencial,
las taquillas, enfermería y palcos se encuentra el museo taurino instalado en
1998 en el cual podremos observar objetos relacionados con los toreros y las
fiestas aquí celebradas. La plaza de toros puede visitarse de viernes a
domingos en horario de 11.00h a 18.00 horas, y la entrada es gratuita. Para conmemorar su 300 cumpleaños, en el año 2011, se editó
un sello de correos, un décimo de lotería y se celebrarán conciertos y
exposiciones.

La segunda plaza de toros más antigua de España se encuentra
también en la provincia de Salamanca, más concretamente en el pueblo de San
Martín del Castañar. Al pie del Castillo de la Biosfera, aprovechando el
escarpe de la colina, se levanta la Plaza de Toros, anteriormente construida a
base de toscos burladeros de granito.

 

Hay referencias de ella desde mediados del siglo XVII:
“plaza pública…. a donde se corren los toros”. Pero sin duda es anterior. Tal
vez, pudo haber sido en su origen un lugar destinado a guardar los animales del
vecindario. Lo que pone de manifiesto es la presencia del toro, ya desde fechas
tempranas, como eje fundamental de las fiestas.

El tercer lugar lo ocupa la Plaza de Toros de Campofrío
(Huelva). La cofradía de Santiago Apostol, propia del municipio onubense de
Campofrío, fue la que emprendió las obras de esta plaza en el año 1716, debido
al fuerte arraigo de sus vecinos a esta tradición.

Además, su arquitectura es un buen ejemplo del estilo
urbanístico propio de la localidad y destaca por la sencillez de su conjunto y
la distribución irregular tanto de los burladeros como de los accesos a las
gradas. A esto hay que sumar el paisaje que le rodea, repleto de caseríos y un
bosque de encimas, alcornoques y otras especies que proporciona un valor
añadido a la ocasión.

 

Unos años más tardes se construyó la Plaza Nueva de Almadén
(Ciudad Real), que se llevó a cabo entre 1752 y 1754 y lo curioso de esta
edificación es que está constituida por una sola manzana e integrada por más de
una veintena de viviendas al exterior, en cuyo patio interior se diseñó la
plaza que hoy nos atañe.

 

Estas casas fueron levantadas para albergar a los temporeros
que trabajaban en las minas y que anteriormente se hacinaban en el resto de
domicilios de la ciudad, aumentando el riesgo de epidemias y el índice de
mortalidad. Está declarada Bien de Interés Cultural.

El quinto lugar lo ocupa la Plaza de Toros de Ronda (Málaga).
Este recinto, propiedad la Real Maestranza de Caballería de Ronda, es una de
las más monumentales y apreciadas por los taurinos. De hecho, es considerada
una de las cunas de la tauromaquia moderna, surgida en el siglo XVIII.

 

De
estilo neoclásico, su construcción se inició en 1780 y, tras la suspensión
temporal de las obras, finalizó en 1785 bajo las órdenes del ilustre arquitecto
Martín de Aldehuela.

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