La reconstrucción de Ricky Rubio y las dificultades del deportista de élite

La reconstrucción de Ricky Rubio y las dificultades del deportista de élite

Tras unas semanas entrenándose con el Barça, recuperando esa sonrisa que un día perdió y que le hizo alejarse del baloncesto, Ricky Rubio decidió hablar. Quería mostrar quién era, qué le pasaba, después de prejubilarse porque su “mente se fue a un lugar oscuro”, al punto que abandonó una concentración con España y renegó seguir en la NBA. “Estoy construyéndome, pero ahora me mimo más y no soy tan autoexigente. El jugador se comió a la persona. Hay muchos grises en la vida y estoy aprendiendo a dibujar en gris”, resolvió sin remilgos para explicar sus miedos; “he desarrollado un estrés crónico, aunque nunca le puse una etiqueta de depresión o trastorno de ansiedad”. Sus palabras fueron tan sinceras como medidas, por lo que trajeron consigo un eco de respeto por parte de la prensa y la sociedad. “Esa era la intención, que se entendiera lo que le sucedía, dándole naturalidad”, explica Mar Rovira, su psicóloga, ponente sobre la salud mental en el III Congreso Internacional EPIC, organizado por el Sindicato de Jugadores de la Euroliga ELPA y que se celebrará en Mataró el día 10 de mayo. “Explicó que tenía síntomas de salud mental, no un trastorno específico. Desde que vino, no hemos trabajado con ninguna etiqueta porque si la pones, el paciente, desde ese instante, se empieza a comportar de esa manera. Lo importante es que entienda por qué ha llegado a ese punto, qué recursos tiene y cómo salir de ello”. Su proceso va viento en popa a toda vela, jugador del Barça hasta que acabe el curso, ya disfrutón en el parquet. Él y otros afamados deportistas –Simon Biles, Michael Phelps, Naomi Osaka…– que también alzaron la voz, son el mejor altavoz para explicar que los deportistas son, simplemente, humanos.

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De la canasta a todos los deportes

Mar Rovira jugó al baloncesto durante 17 años, en el UB Barça, el Perfumerías Avenida y el Gran Canaria. Al mismo tiempo, se sacó el carnet de entrenadora nacional y la licenciatura de Psicología, además de un máster en Psicología aplicada al Deporte. “Durante un tiempo dudaba si hacer INEF o psicología, pero pensé que era demasiado chándal”, bromea. La carrera la empezó en Barcelona, la continuó en Salamanca y la acabó en Ligo, para hacer cursos del doctorado en Santiago de Compostela y la tesina en León. “Hay tiempo para todo. Si te organizas se puede hacer lo que quieras”, resuelve. Y algo tiene claro: “Durante mi carrera, al estar en la burbuja no te das cuenta de lo que te pasa a ti o a tu alrededor, pero ahora creo que si hubiese tenido ayuda en momentos puntuales hubiese rendido mejor y disfrutado más”.

Eso intenta hacer con quien trabaja, pues además de Ricky también tuvo como paciente a Alex Abrines, además de a varios pilotos de MotoGP, nadadores, tenistas, jugadores de pádel y ahora está en el Espanyol. “Soy inquieta”, expone; “es apasionante entrar en un deporte nuevo que no conoces”. Pero hay puntos comunes: “En colectivo es muy importante el componente social, es un equipo, un grupo de personas que buscan objetivo común donde cada uno tiene los suyos propios. En el deporte individual estás más solo y son temas relacionados con el nivel de activación, gestión, presión… Por eso se les invita a que tengan el máximo entorno posible que le facilite el rendimiento”.

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