La regeneración democrática de Sánchez y Puente

La regeneración democrática de Sánchez y Puente

Cada día que pasa queda más patente la maniobra de Sánchez para sacudirse el cerco que le amenazaba –y le sigue amenazando–, con los casos de presunta corrupción que tienen epicentro en su gobierno, su partido, y su casa. Los nombres de Ábalos y Koldo por un lado, y el de Begoña por el otro, acompañados ambos por el de Pegasus, los identifican claramente para la opinión pública y ahora no solo para la nacional sino también para la internacional, como vemos.

Con su estrategia pretende conseguir que la lamentable realidad de que se le acusa, se transforme en un «artificial lodazal» provocado por la desinformación y los bulos fruto de una estrategia de la derecha y la ultraderecha mediática y judicial –además de la política– que «no han aceptado que haya un gobierno progresista presidido por él en España». De esa forma pretende que toda crítica hacia él quede bloqueada bajo el peso de la sospecha de esa acusación. No es ninguna exageración denunciar la posibilidad de avanzar hacia una auténtica autocracia, actuando cual un monarca absolutista que se cree ungido como tal. La imagen de verle saludando a SM el Rey en una actitud impropia con las manos en los bolsillos es sencillamente de vergüenza ajena, y vale más que mil palabras para conocerle.

Pero el intento de engaño ha sido desvelado muy pronto, incluida su «carta a la ciudadanía», ésta sí, muy propia de los caudillos autócratas. Ha sido su Óscar Puente el que ya ha dado un ejemplo de quien realmente ha traído el lodazal a España de la mano de su incompatibilidad absoluta con la verdad. Su ministro favorito califica a todo un Presidente de la Argentina como un drogadicto en un ejemplo paradigmático de lo que su jefe entiende por «limpiar y regenerar la democracia». Que el sanchismo se atreva a acusar a la oposición de enfangar la política en la campaña catalana por boca de Zapatero, –cuando ni Puente ni Sánchez han pedido la más mínima disculpa por esa tan grave acusación al presidente argentino– retrata en qué manos se encuentra España. En el colmo del cinismo tenemos el comunicado del ministro Albares, que lamenta el del gobierno argentino sin alusión alguna al insulto que provocó esa respuesta y esta crisis diplomática.

A fecha de hoy, cuando apenas quedan cinco días de campaña para las elecciones catalanas, Sánchez podría tomárselos como otro nuevo «periodo de reflexión». Al fin y al cabo ya lo hizo como preparación para su comienzo y ahora serían de cierre de campaña. Y mejor callados, Puente y él.

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