El juicio penal a Donald Trump por el caso Stormy Daniels (el pago de un soborno a una actriz porno para comprar su silencio acerca de una aventura extramatrimonial) ha continuado este martes de la misma manera que la víspera: embarrancado en la selección del jurado. El acusado, el primer expresidente de EE UU que se sienta en el banquillo, pasa las siete horas que dura la vista consultando información en el monitor de su mesa; dando alguna que otra cabezada, como el lunes, y, espabilado siempre, escrutando a todos y cada uno de los candidatos a jurado que pasan por el estrado. De los 96 aspirantes convocados el primer día, 50 se excluyeron por no sentirse capaces de juzgar con imparcialidad al candidato republicano a la reelección en noviembre.