La verdadera importancia de ser Oscar Wilde

La verdadera importancia de ser Oscar Wilde

El día en el que Oscar Wilde (Dublín, 1854-París, 1900) salió de la cárcel de Reading en mayo de 1897, hace 127 años, no había multitudes esperándolo, a pesar de que apenas dos años antes era la persona más famosa de Londres. En la cima de su carrera, el poeta, dramaturgo y novelista irlandés había estrenado un par de años antes «La importancia de llamarse Ernesto», uno de los retratos más ácidos y divertidos hechos sobre la hipocresía social, una comedia en tres actos que cautivó al Reino Unido y a gran parte del mundo literario. En la primavera de 1895, en el pequeño y elegante teatro de St. James, Wilde estrenaba «The importance of being earnest», haciendo un gracioso juego con las palabras «earnest», formal, serio, y «Earnest», Ernesto, que en inglés suenan lo mismo, a pesar de su ortografía diferente, y la subtitulaba, «Comedia trivial para gente seria», con ella, atacaba y se reía de las convenciones de la clase alta, criticaba la rígida moral victoriana, hablaba de la honestidad y autenticidad en las relaciones humanas y ponía en evidencia la superficialidad de la sociedad de su tiempo, con una obra llena de diálogos ingeniosos, brillantes juegos de palabras y situaciones cómicas. Wilde pasó de escribir esta comedia regocijante, última muestra de su apogeo literario, a vivir pocos meses después un encarcelamiento que lo aniquiló.

La adaptación que hizo David Selvas y su equipo La Brutal, vuelve ahora a Madrid, al Teatro Pavón -donde estará hasta el 30 de junio-, después de estrenarse en Cataluña en 2018 y de haber pasado por el Teatro Español. Un montaje dirigido por el propio Selvas, interpretado por Silvia Marsó, Pablo Rivero, Júlia Molins, Ferran Vilajosana, Paula Jornet, Albert Triola y Gemma Brió, y presentado como un musical indie. «Esta es la parte que más sorprende de nuestra versión, pero no es un musical en sí, sino una obra de teatro con siete canciones originales compuestas por Paula Jornet, una de las actrices protagonistas», explica Selvas. El 98 % del espectáculo es el texto original, «lo único que hemos cambiado es que las cartas en las que las chicas se inventan su amor platónico, en lugar de ser escritas, Jornet las compone y las canta y, tirando de este hilo, hemos teñido todo el espectáculo de una pátina musical que se expresa, sobre todo, en esos momentos muy de Oscar Wilde en los que decía que el arte está por encima de la vida, en relación a que todo lo imaginado y soñado no tiene por qué ser meno real que lo vivido y con irse o fugar hacia sitios bellos, bonitos, emocionantes, elegantes, lúdicos y festivos», significa.

Para el director, en Wilde es muy destacable su manejo del lenguaje, «pero lo más increíble es su actualidad, por eso hemos ido a una estética tipo Wes Anderson que lo haga más cercano, un punto elegante pero contemporáneo, sobre todo para el espectador joven, porque esa es la idea de La Brutal, hacer adaptaciones de clásicos con la voluntad de que los jóvenes puedan verlos con ojos de hoy sin cambiar el texto de arriba abajo, sino que se vea que son clásicos y han llegado aquí porque tienen una pulsión contemporánea». Y apostilla Selvas, «el público flipa con lo que escribió hace 130 años y cómo encaja a la perfección en el día de hoy».